No llores por mí, Inglaterra

Crítica de Sebastián Manestar - Cinéfilo Serial

Parecería adrede el lanzamiento de esta original propuesta cinematográfica de Néstor Montalbano, ya que estamos palpitando el comienzo del Mundial de Fútbol, pero no. Este guion que escribió junto a Guillermo Hough no tuvo el presupuesto necesario en 2004, por lo que tuvieron que esperar hasta que se unieran dos productoras: una local (Pelícano Cine) y otra uruguaya (Cordón Films).

El director Montalbano cuenta con su actor fetiche: Diego Capusotto, con el que trabajó en televisión en productos como “Cha Cha Cha”, “Todo por dos pesos” y en cine en “Pájaros Volando”, que es su película más reconocida. En este nuevo film, combina el estilo de todos estos productos anteriores, es decir, una mezcla fluctuante entre la comedia irreverente y una crítica a lo establecido socialmente. Coquetea con lo absurdo, con chistes anacrónicos y con constantes gags relacionados al fútbol: desde Riquelme hasta Maradona y Messi.

La historia comienza en 1806, cuando los ingleses invaden Buenos Aires, hasta entonces bajo el mando de la Monarquía Española. Instalados, y para distraer a la población, el General Beresford (un correcto Mike Amigorena) les presenta un nuevo juego: el fútbol. La idea es tenerlos entretenidos hasta que lleguen los refuerzos desde Inglaterra.

Manolete (un sorprendente Gonzalo Heredia), una especie de empresario de espectáculos, que está siempre a la pesca de algún negocio para mantener contenta a su mujer (la no tan convincente Laura Fidalgo) piensa que el fútbol puede resultar un buen negocio. Entonces Beresford, que necesita que los criollos sigan distraídos porque sabe que se está formando una resistencia armada, le ofrece a Manolete el gran partido del siglo: Criollos vs Ingleses en la Plaza de Toros. El gran evento se acerca, pero también el ejército comandado por Liniers por la Reconquista de la ciudad.

El film cuenta con estrellas de la actuación tales como Luciano Cáceres, Mirtha Busnelli y también con participaciones especiales de Matías Martin, los futbolistas José Chatruc y Fernando Cavenaghi. Pero el que se roba y mantiene en buen nivel la película es Diego Capusotto, haciendo de DT del equipo de Criollos.

En cuanto a su producción, ésta es ambiciosa para lo acostumbrado en la región, contando hasta con 1000 extras y escenarios tanto en Argentina como en Uruguay. Lo que supuso un gran desafío fue la reconstrucción de época, tanto material como digitalmente (sin maravillar logra ser correcta). La película cuenta con una banda de sonido acorde, y explotando reiteradas veces el tema “Más o menos bien” de El Mató a un Policía Motorizado, que hay que aclarar que se ajusta bien a lo que se ve.

Efectiva para apaciguar la cuenta regresiva con una cinta que logra transmitir la pasión de los argentinos por el fútbol, el ADN de la argentinidad y revivir momentos atesoradas en la memoria. Disfrutable ampliamente.