No estás solo en esto

Crítica de Ezequiel Obregon - EscribiendoCine

Mejor acompañado que solo

El documental de Milagros Amondaray aborda el efecto que provocó el blog Cinescalas, creación de la misma directora, en un grupo de lectores. No estás solo en esto (2014) recurre a un puñado de blogueros para dar cuenta de ese cambio.

El arte, se sabe, produce efectos terapéuticos. Y a tono con el aluvión de las tecnologías virtuales tan propias de nuestro tiempo, ese efecto se ha potenciado en las redes sociales, que propiciaron diversos modos de interactuar con otros espectadores o lectores. El blog de La Nación Cinescalas es un ejemplo de cómo se puede gestar una auténtica comunidad bloguera (de 500 integrantes, en este caso), y de cómo cada participante puede encontrar un espacio para mejorar su calidad de vida (por más que esto suene un poco exagerado). No estás solo en esto compendia una serie de testimonios que incluyen al de Amondaray; momentos que sirven para comprender un tipo de cinefilia distanciada de lo eminentemente académico.

No estás solo en esto es un documental de formato pequeño; allí está su mayor acierto. Es evidente que Milagros Amondaray quiso potenciar el sesgo testimonial de su trabajo, y consagró una equitativa cantidad de tiempo a sus participantes. También es un acierto que cada uno de ellos, sin presiones, haya decidido qué contar y hasta qué punto. El rasgo en común es que, para todos, el espacio virtual les ofreció un acompañamiento. A algunos, les significó la ayuda para salir de un estado de aislamiento o depresión. A Amondaray la propuesta de creación de Cinescalas se la hizo su psicóloga, frente a un cuadro de ataque de ansiedad que tuvo hacia el 2010.

Tal vez, sin abandonar la austeridad formal, hubiera sido auspicioso que los testimonios abandonaran el esquema de plano general/plano medio o primer plano con el que fueron registrados para, de esa forma, ingresar al contexto de pertenencia de cada uno de los lectores. Tan sólo algunas secuencias muestran espacios de San Antonio de Areco, lugar en donde Amondaray nació y hoy vive, y en esos momentos el material cobra un espesor singular, entre melancólico y auténtico. En cambio, funciona muy bien la inclusión de imágenes de algunos films que marcaron la vida del blog y los lectores (seguramente, pocas imágenes en virtud de los derechos de autor); en la televisión actual abunda la necesidad de poner imágenes a cada discurso, falencia que aquí no es existe.

No estás solo en esto, en suma, es una mirada sobre los vínculos interpersonales de este temprano siglo XXI, y de cómo el cine y los medios virtuales pueden transformar vidas.