Ni un hombre más

Crítica de Flor Salto - Loco x el Cine

Al final los reptiles la tienen más clara y más sencilla que nosotros. Vergüenza debería darnos…

La idea de comparar a las iguanas con la especie humana estuvo original porque, en ciertos aspectos, nos parecemos (cosa que pasa con muchos de los animales, no nos olvidemos que son nuestros predecesores). Pero no sé si la voz en off fue la mejor elección para hacer la comparación. Personalmente esos momentos me hicieron ruido, pero no significaron que la película me dejara de gustar.

El humor negro está muy bien manejado y lo mejor que tiene el film es Valeria Bertuccelli que se destaca como actriz cómica por encima del resto. Hay una larga serie de condimentos que hacen que Ni un hombre más (2012), sea una buena película del cine local para disfrutar.

Una ‘aparente pareja’ joven llega accidentalmente a una posada en Iguazú. Entran al lugar para descansar un poco y el dueño les brinda algunos de los servicios, mientras cocina un puchero de falso pollo para unos adinerados clientes extranjeros que están en camino… ¿Te parece muy común? A ver ahora: una sospechosa pareja acaba de cerrar el negocio de su vida, secuestrando a un viejo; de repente chocan y se pudre todo. El viejo en el baúl muere y ellos tienen 100 mil sucios dólares en mano. Lo único que tienen a mano como para calmar las aguas y tratar de solucionar las cosas, es un gran hotel donde no se aloja más que el pibe a cargo. A partir de ese momento las cosas se van a volver más turbias, complicadas y por suerte, disparatadas y graciosas, cuando aparezca un nuevo muerto… ¡Y aún siquiera hayan llegado los huéspedes extranjeros!

Con las actuaciones de (por orden de aparición) Juan Minujín, Valeria Bertuccelli, Martín Piroyansky y Luis Siembrowsky, el cine argento nos regala esta historia que, salvando las distancias, nos podría pasar a cualquiera de nosotros. Todos los personajes creían tener las cosas más o menos claras y resueltas hasta que se cruzan las vidas de cada uno de ellos en esa posada que pasa de ser un hotel de lujo en nuestras famosas cataratas, a convertirse en el escenario de un montón de cosas raras y divertidas. Desde el principio, la película te pinta que todos se están por meter en un lindo lío, pero a medida que se va desarrollando, los hechos exceden cualquier imaginación. Las pobres iguanas que siempre terminan a la olla, la loca de Karla (Bertuccelli) que necesita un Valium por cada segundo de cinta que corre, los muertos, el guardabosques del lugar (Siembrowsky) que crea un incomprensible idioma, fruto de la mezcla del español con el guaraní, más la loca de su esposa que escucha la radio religiosa… y así un sinfín de personajes que se van sucediendo y que se superan uno al otro en cuanto a nivel de bizarros.

La trama está mejor ensamblada que la triple frontera, pero algunos cortes y transiciones no me convencieron. El guión es sólido, sobre todo en el comienzo y más todavía sobre el final. Los ejes que maneja la película se unen equilibradamente y tiene momentos de acompañamiento musical muy buenos, aunque por otro lado también hay baches sonoros.

Sin embargo, más allá de algún que otro detalle poco positivo, Ni un hombre más, se destaca en su afán de demostrar que nuestra especie es la más interesada de todas y que lo económico es el factor dominante; el resto, es pura goma espuma. El amor y el resto de los sentimientos pasan a segundo plano durante 85 minutos y la razón de tal evento está perfectamente justificada por un puñado de dólares.