Ni dios, ni patrón, ni marido

Crítica de Amadeo Lukas - Revista Veintitrés

Coproducción argentino-española dirigida por la ibérica Laura Mañá, Ni Dios, ni patrón, ni marido es una interesante evocación de uno de los primeros grupos de mujeres activistas. Estrenada en nuestro país con retraso, ya que data de 2007, tal demora no influye demasiado en la vigencia de su contenido, dado el carácter histórico del film. Que gira alrededor de la anarquista rosarina Virginia Bolten, que funda el periódico La Voz de la Mujer, el primero en Latinoamérica que abarcó tanto ideas revolucionarias como feministas. En el marco de una hilandería en conflicto por despidos, insalubridad y maltratos a sus obreras, todas mujeres por cuestiones de costos; se va desarrollando el germen de la rebelión, en medio de otras alternativas argumentales. Una cantante de ópera de la alta sociedad que se pliega a la lucha, un senador que la ama y que desata una represión clandestina contra las trabajadoras y su propio objeto de deseo, son otros apuntes de la trama que, junto a una cuidada ambientación y vestuario, mantienen el interés del film. Que sin dudas daba para más, pero que a través de un atendible guión coescrito por una de sus protagonistas, Esther Goris, refleja con acierto las iniciáticas luchas femeninas contra el despotismo e ignorancia de los hombres de la época. Junto a la Goris se destaca la labor de Eugenia Tobal, y los aportes de Daniel Fanego y Jorge Marrale.