New York, I love you

Crítica de V. De Grossi - Cine & Medios

Historias playitas en la Gran Manzana

Hace tres años, una película mosaica sobre la Ciudad Luz se apoderó de las pantallas ofreciendo dieciocho historias sumamente breves, exquisitas en su mayoría. Hablamos, por supuesto, de "Paris je t´aime", y a la luz de su éxito de crítica y público a lo largo del mundo no faltó un cráneo que decidiera hacer un correlato ambientado en otra megápolis igualmente promisoria a los fines narrativos. No en vano New York ha sido ciudad cinematográfica desde que el cine es cine, por lo que una fórmula probada y una sarta de directores notables, más el elenco ganchero, auguraba buenos resultados.
Lo cierto es que esta experiencia resulta despareja y tibia al lado de la propuesta que le dio origen. A diferencia de su inspiradora, algunos de los segmentos de "New York, I love you" se entrelazan con otros, brindando un respiro oportuno ya que no todos están a la altura en calidad o interés. El costumbrismo intimista de Mira Nair convive con la mirada sensiblera de Natalie Portman (concentrada en lo minimalista pierde interés y se banaliza), y se cruzan el japonés Shunji Iwai con Fatih Akin con resultado dispar, que favorece al extremo-oriental. Y una historia tibiamente audaz sostenida por el diálogo de dos personajes, a cargo de Yvan Attal, queda un poco descolocada junto a la fresca bofetada de Brett Rattner.
Los actores tienen poco para lucirse en lo tocante a los diálogos, aunque está claro que los guionistas y directores dieron preponderancia a éstos por encima de aquéllos. A diferencia de las historias parisinas, hay mucha morosidad y se pierden minutos valiosos en la pretendida profundidad de los guiones, que terminan restándole fuerza a la ciudad como protagonista escénico, visual.
Eso sí; quienes por vivencia personal o por admiración a la distancia sientan por esta ciudad una fascinación chauvinista, se verán recompensados con la abundancia de imágenes, travellings y panorámicas que funcionan como escenarios, transiciones e inserts. Por lo demás, queda claro que muchas historias podrían transcurrir en Bombay, Buenos Aires o Río de Janeiro. Posiblemente, con más gracia y gancho.