Naturaleza muerta

Crítica de Patricia Relats - El Espectador Avezado

Soy una cobarde por excelencia. De verdad. De esas que el simple silencio o el personaje siendo claramente espiado por una cámara subjetiva ya me dan ganas de largarme a llorar. Pero algo tienen los slashers que todas las veces quiero ver qué me proponen. Este subgénero que dicen tendría su primera expresión en Psicosis, trata de estos personajes que gustan de elementos punzantes para asesinar a sus víctimas, generalmente mujeres y generalmente con fines moralistas (lo cual a mí me encanta porque la lógica es que matar es mejor que lo que hacen ellos).
No son los tipos más sociables lo cual se entiende porque si no, no se explica que guste hacer brochette de la gente. Como buen referente de estos nuevos slashers ecológicos, hay un fuerte mensaje en “Naturaleza muerta” que tiene que ver con el maltrato animal. En este caso contra las familias ganaderas de una localidad perdida (que para remarcar todos te dicen que son "gente de mierda") que el espectador conoce a través de Jazmín, una chica a la que le quitaron la posibilidad de ascender laboralmente dentro del noticiero en el que trabaja y la mandan a entrevistar al autor de un libro que habla de lo mucho que contamina el ganado, o sea, algo así como la Siberia laboral del periodismo.
A partir de esto, se irá relacionando con el espacio donde se dio una desaparición de la hija de uno de los ganaderos más importantes de la zona. Respondiendo a cuestiones de género, tenemos un primer asesinato que es extenso y en una zona no urbana, con pocos vecinos, a una mujer con reducidas chances de salvarse. A esto sumamos que la nueva heroína debe ser igual de impactante pero mucho más intuitiva. Si esto no te enamora, tenemos secuencias de títulos al menos estilo cine clase B de los 80s.
El claro mensaje ecológico hace que el tagline "Primer thriller vegano" le vaya como anillo al dedo. No sólo tenemos estudiantes comentando sobre esto sino claras explicaciones de cómo hemos elegido ser carnívoros por imposiciones sociales. Una tendencia global pero acá muy bien usada, con la fórmula del género aplicada con un inmenso amor al séptimo arte.
Gabriel Greco en su ópera prima y su co escritura del guión hacen un uso inteligente de los recursos en una película que te mantiene al vilo de la butaca. El elenco, encabezado por Luz Cipriota, también responde a lo que necesita el guión: ella impactante y molesta por la situación inicial, lleva directamente a ponerla como la heroína, con su wing man, el pueblo que no conoce y todo que se podemos pedir para condimentarlo. Y, por fin, personajes con una motivación que te parecen lógicas porque se da el contrato con el tipo de cine.
Tiene una cámara nerviosa, lindas persecuciones, por momentos simula la cámara de un celular, usan zoom (AMO el zoom en el cine de slashers) una cuestión predatoria con un mensaje que no es para estómagos sensibles. Quiere causar un impacto y lo logra. Destaco la música que sin ella, el cine de terror, poco terror causaría. Pero sobre todo porque combina a Cerati, Spinetta, Airbag y composiciones originales, originadas para ponerte los pelos de punta. Hacía mucho que no lo pasaba tan bien (bueno, mal, pero se entiende que es lo que el cine de terror pide) con una peli de este género. ¡Larga vida al cine de género argentino!