Naruto, la película

Crítica de Santiago Resnik - CineFreaks

Navegante de la luna

Si bien esta última entrega de Naruto, dirigida por Tsuneo Kobayashi, apunta –casi exclusivamente- a los fans del animé, el espectador regular de cine puede encontrarse con una historia de acción digna de la serie Dragon Ball, pero también encontrará retazos de poética, una bufanda roja, vuelos en aves dibujadas, estados mentales que despiertan sentimientos. Esto la aleja del animé de acción para acercarla, mucho más, al estilo japonés de, por ejemplo, El viaje de Chihiro (2001).

El último largometraje de Naruto propone como correlato paralelo a la inconclusa –hasta esta película- historia de amor entre el joven personaje principal y Hinata, su interés amoroso, también miembro del Equipo 7, escuadrón ninja para salvar la tierra. El mayor conflicto del film –muy opacado por el correlato mencionado- es una amenaza por parte del último referente del clan Otsutsuki, Natori, quien comienza un ataque hacia la tierra utilizando la Luna, hasta entonces su hogar, como meteorito destructor.

En contrapartida al buen dinamismo que lleva la película durante toda su extensión, se encuentra el sentimentalismo clásico de la industria nipona llevado a su máximo exponente, cada lágrima brillante, musicalización romántica y los nombres de Naruto e Hinata están para pedir el cambio por desgaste de las repetidas veces que son utilizados.

Naruto, la película (The Last: Naruto, the movie) logra atrapar tanto a los fans como a los inexpertos en la materia, redondea con un gran final cliché -que igualmente funciona- y deja satisfecho al espectador a la hora de los créditos.