Nadie

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

A lo largo de la historia del cine de acción este fenómeno se repitió en varias ocasiones.

En los años ´70 se dio con El vengador anónimo (Charles Bronson) y Harry, el sucio (Clint Eastwood); en los ´80 con Rambo y Comando; mientras que a comienzos del siglo 21 tuvimos el ejemplo de la saga de Jason Bourne.

En cada oportunidad que una película genera un impacto popular considerable suele ocurrir que el tratamiento de la acción o las características del personaje luego tienen una influencia notable en los estrenos siguientes.

Actualmente atravesamos la era de John Wick.

Desde hace un tiempo los cineastas que trabajan en esta clase de películas empezaron a replicar el estilo de realización que estableció el director Chad Stahelski en el 2014 con la primera entrega de esa franquicia y eso no es algo malo en absoluto.

Prefiero toda la vida ver una propuesta que se aferra al estilo de la vieja escuela de Wick, que títulos como Hobbs y Shaw o Bad Boys 3 que optan por el carnaval de CGI.

Nadie es un "primo cinematográfico" de la obra de Stahelski y me pareció estupenda.

La película fue realizada por el cineasta ruso, Ilya Nashuller, cuya ópera prima Hardcore Henry (estrenada en el 2015) había apreciado bastante, sobre todo por su homenaje a los videos juegos clásicos de disparos.

Un elemento que une a sus dos trabajos es el humor absurdo que invita a no tomarse en serio la trama que vemos en la pantalla y a disfrutarla por el delirio que propone.

Así como en John Wick la carnicería que se desataba encontraba su origen en la muerte de la mascota del protagonista, en Nadie el catalizador es la pulserita perdida de una niña.

Una vuelta interesante que le da Nashuller al concepto del vengador urbano es que el rol protagónico quedó a cargo de Bob Odenkirk (más conocido por la serie Breaking Bad), la última persona en el mundo que imaginarías en una producción de este tipo.

Keanu Reeves cuando hizo Wick ya contaba con laureles importantes en el género, en cambio Odenkirk era una incógnita para una propuesta de estas características y sorprende con una labor fantástica.

Su personaje, Hutch Mansell, es introducido como un oficinista que lleva una existencia miserable, debido a la rutina de un trabajo que no lo satisface.

La relación con su esposa y sus hijos está marcada por esa crisis existencial. Eventualmente termina involucrado en un conflicto delirante con un grupo de mafiosos rusos que escala a niveles demenciales.

En un comienzo Hutch amaga con seguir los pasos de William Foster (Michael Douglas) en Un día de furia pero el argumento luego toma otra dirección.

En materia de acción las secuencias de peleas y tiroteos tienen una realización extraordinaria.

La tensión que le aporta el director a la escena del colectivo, especialmente, representa el gran momento del film que quedará asociado con el personaje de Odenkirk. Hay una combinación muy interesante de brutalidad y absurdo que era también parte de Wick, pero en esta producción se trabaja desde otra perspectiva.

Nadie tiene además un buen reparto secundario integrado por Michael Ironside, Connie Nielsen, el rapero RZA y Christopher Lloyd, quien cuenta con los momentos cómicos más divertidos. Su rol es limitado pero muy efectivo, sobre todo porque nunca lo vimos en esta clase de películas.

El guión corrió por cuenta de Derek Kolstad, el creador de John Wick, quien hace poco manifestó que existe la posibilidad de ver un encuentro de estos personajes en el futuro.

Una idea que podría ofrecer una buddy movie gloriosa, sobre todo por el estilo de humor que comparten ambas propuestas. Habrá que ver por donde se encamina la historia de Nadie si llega a tener una continuación. Por lo pronto su introducción sobresale entre lo más destacado del año dentro del género.