Nadie vive

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Festín para los amantes del gore

Luego de un prólogo con una chica huyendo desesperadamente a través de un bosque que parece calcado de la mas típica película de terror de los años 70, "Nadie vive" presenta una serie de situaciones enigmáticas que provocan tensión e intriga, y están diseñadas para confundir al espectador, que un rato más tarde estará sonriendo satisfecho ante la mayor catarata de gore de todo tipo o calibre que se haya visto en mucho tiempo. O simplemente odiará el film a muerte y se insultará a sí mismo por haber tenido la idea de sentarse a ver la última película del director de "Versus" y "Azumi".

El punto de inflexión es cuando la chica que parece ser la protagonista de una película es degollada y decapitada sin más. Ese suele ser el tipo de situación de la que no hay vuelta atrás y permite deducir que lo que se está viendo no es precisamente un thriller intelectual.

Es que no tiene sentido tomarse seriamente una excelente comedia negrísima filmada como homenaje a los grandes clásicos del cine gore, empezando por el detalle de que, para este debut en el cine norteamericano, Ryuhei Kitamura convocó al director de fotografía Daniel Pearl, nada menos que el colaborador de Tobe Hooper para "La masacre de Texas" (Pearl también fue el cinematographer de la sólida remake del superclásico sobre caníbales armados con motosierras).

La premisa argumental tiene que ver con una banda de criminales totalmente desequilibrados y pasados de rosca de una zona poco amistosa de Lousiana, que luego de atacar a una enigmática pareja, descubren que sus víctimas en realidad son gente muy peligrosa, sobre todo el hombre de nombre extraño pero nunca revelado que interpreta Luke Evans con minuciosa inexpresividad (en los créditos su personaje es mencionado como "Driver").

El hermético planteo argumental es sólo una excusa para desencadenar un festín de ultraviolencia sangrienta hasta lo chistoso (hay momentos en que todos los personajes sostienen las conversaciones más increíbles embadurnados en sangre). Pero especialmente para homenajear a distintos clásicos del gore, con escenas y diálogos que repiten literalmente variaciones de films de terror que los fans del género irán descubriendo casi como en un juego de trivia (hay un homenaje a "La noche de los muertos vivivientes" que no tiene desperdicio).

El elenco es desparejo pero colorido, con personajes malísimos de las más diversas variantes, incluyendo varias chicas de temer entre las que se luce Adelaide Clemens (la que aparece huyendo en el prólogo y reaparece hacia la mitad del film).

La incorrección política total permite que por momentos esta carnicería parezca esconder una historia romántica hasta el delirio, De todos modos, no hay que esperar demasiado sexo, aquí el fuerte es la violencia, con los imaginativos efectos especiales gore para mutilaciones, trituraciones y despellejamientos pensados con una creatividad arrolladora.

Además, Kitamura tiene un estilo muy dinámico, y sin duda su director de fotografía sabe muy bien cómo filmar este tipo de cosas.