Nada que perder

Crítica de José Luis Cavazza - La Capital

Es siempre complicado evaluar una obra religiosa. Sin desearlo empezamos a lidiar con la fe de las personas y hasta con el fanatismo de algunos. Es cierto también que el cine religioso, generalmente, es pura propaganda e inverosímil. Apunta más a los fieles de tal o cual religión que a los amantes del cine. Algo de esto pasa con "Nada que perder", la película brasileña que cuenta la historia del obispo Edir Macedo. El director Alexandre Avancini no hace otra cosa más que resaltar el carácter solidario y moralmente perfecto de su protagonista. Es cierto, como uno de los líderes religiosos de Brasil , al frente de la Iglesia Universal del Reino de Dios, Macedo en su apogeo llenaba de bote a bote el mismísimo Maracaná. Claro que luego encabezó la polémica compra de la TV Record, en los años de corrupción de Collor, y sucedió su comentada prisión de 1992 en San Pablo. Pero la película de Avancini muestra a un ser cuasi perfecto, como si estuviéramos en medio de una campaña política en busca de atraer votos. "Nada que perder" se trata también de una superproducción, que contó con 16 semanas de grabaciones por todo Brasil, antes de proseguir por Jerusalén, Israel y Johannesburgo, en Sudáfrica. Mucho dinero se invirtió en esta película donde el actor Petronio Gontijo hace un rol increíble desde el primer al último minuto de la película.