Nada es lo que parece 2

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Luego del sorpresivo éxito en 2013 de Nada es lo que parece la posibilidad de una secuela era casi una obviedad. Pues bien, tres años después, el grupo de magos ilusionistas justicieros reales regresa para una nueva aventura contra la ley y a favor del espectáculo.
Cambio de director mediante, se va Louis Leterrier entra Jon M. Chu, la historia se sitúa un año y un par de meses de los hechos ocurridos antes. Ya se sabe, Los Cuatro Jinetes encarcelaron al ilusionista timador Thaddeus Bradley (Morgan Freeman) y descubrieron que quién movía los hilos desde las sombras era su presunto captor, el Agente Rodhes (Mark Ruffalo).
Ahora están otra vez frente a la luz pública, planean realizar otro show grandilocuente, y mediante él deschavar la maniobra de un magnate informático que manipula la información privada de los usuarios.
Las cosas no salen como las planearon, son nuevamente expuestos, y la cacería hacia sus personas vuelve a comenzar. Cada uno seré expuesto a desafíos acordes que deberán resolver para revelar la verdad; o algo así.
Nada es lo que parece 2 debería ser presentada en los manuales de cine como ejemplo de secuela que busca repetir “los logros” de la primera entrega. Todos, todos los lugares comunes de las secuelas sin vida propia son visitados aquí.
Aumenta la cantidad de personajes, aumenta la cantidad de secuencias “mágicas”, pareciera manejar una escala más grande en cuanto a escenarios (internacionales) y parafernalia, y repite todo lo que los seguidores quieren ver.
Si la premisa del filme original mantenía un verosímil muy delgado y se sostenía gracias al carisma de sus protagonistas; Ed Solomon (también guionista de la original) fuerza tanto ese verosímil en la secuela que termina logrando romper el fino hilo. El carisma del equipo, expuesto a repetir todo lo que ya le vimos hacer, esta vez no soluciona el asunto.
¿Son ilusionistas, pero tienen poderes especiales reales? Este interrogante también es más confuso esta vez; porque los desafíos a los que son expuestos los jinetes no tienen ni un planteo ni una resolución demasiado clara desde lo factible, aún con trucos de magia.
Jon Chu (cuyo último trabajo antes de este fue dirigir la vergonzosa ¿adaptación? Al cine de Jem & The Holograms) decide otorgar presunto ritmo a través de un montaje rabioso y convulsivo, acelerar los diálogos, y multiplicar las luces aún más que lo hecho por Leterrier.
En cuanto al elenco, tres de los cuatro jinetees son los mismos, Merritt (Woody Harrelson), Jack (Dave Franco), y Danie (Jesse Eisemberg), todos sabiéndolo que tienen que hacer, bien, casi de modo automático “imposible de fallar”. En cuanto al cuarto integrante, el ingrediente femenino, Isla Fisher es remplazada en esta ocasión por LIzzy Caplan en plan hiperkinérica y verborrágica comic relief que resulta anti climática y de por más molesta, lejos de la sensualidad de Fisher. También se suma Daniel Radcliffe, que de magos con poderes algo sabe, en el rol del desafiante, correcto, aunque algo incómodo.
Hasta aquí todo pareciera ir cuesta abajo para esta secuela, sin embargo, nobleza obliga, vale aclarar, que el resultado que entrega es para el placer puro de los fans de la original, que los tuvo y varios. El problema es que no aporta nada nuevo, busca una excusa para poner a los personajes otra vez a rodar, les busca un nuevo villano, y listo, es ver otra vez la misma historia con nuevas pruebas. Quines hayan disfrutado de la primera entrega y se quedaron con ganas de más, tendrán su alma satisfecha, quienes esperaban que esta vez las cosas mejoren, pues no, todo está ahí.
Más espectacular, más rítmica, más apoyada en el humor, menos original; Nada es lo que parece 2 es como ir a ver ese show del mago con trayectoria a punto de retirarse, ya le conocemos todas sus trampas, sus mañas y sus lugares secretos; pero mantiene ese timing de la práctica para saber cómo hacerlo y darle a su público seguidor lo que vinieron a ver, más de su persona. Con una pequeña diferencia, estos magos no están a punto de retirarse, pese a no haber alcanzado los niveles en taquilla local de su predecesora, la tercera entrega ya está asegurada; esperemos que para esa oportunidad se hayan aprendido algún truco nuevo.