Nada es lo que parece 2

Crítica de Leonardo González - Río Negro

“Nada es lo que Parece 2”: algunas segundas partes sí son buenas

Hace tres años llegaba a la pantalla de los cines “Nada es lo que Parece” (Now You See Me, 2013), un filme que contaba la historia de cuatro magos con distintas habilidades –J. Daniel Atlas (Jesse Eisenberg), Henley Reeves (Isla Fisher), Jack Wilder (Dave Franco) y Merritt McKinney (Woody Harrelson)– que eran reclutados para formar un grupo llamado Los Cuatro Jinetes. El cuarteto realizaba increíbles espectáculos de magia e ilusionismo con la única finalidad de cometer robos. Por supuesto eran perseguidos por la ley, en este caso por el agente del FBI Dylan Rhodes (Mark Ruffalo). Finalmente se descubría que todos estos hechos delictivos tenían una finalidad: por un lado, la persona que los reclutó tomaba venganza de un hecho ocurrido muchos años atrás, y por el otro el cuarteto podía acceder a una sociedad secreta de magos llamada El Ojo. Dinámica, sorprendente y bien ejecutada, la película cerraba redondita y tenía un final digno de sonrisas y aplausos. Y ahora tenemos la chance de disfrutar, en grande, “Nada es lo que Parece 2” (Now You See Me 2, 2016).

Ha pasado un año desde que Los Jinetes desaparecieron, y durante todo ese tiempo se han estado preparando para estar al servicio de El Ojo. Dylan sigue trabajando para el FBI, desviando la atención de las autoridades para que no puedan dar con ellos. Ahora, ha llegado el momento de que vuelvan a aparecer –con la incorporación de una nueva integrante llamada Lula (Lizzy Caplan)– para que desenmascaren a un magnate tecnológico. Pero algo sale mal y alguien boicotea el espectáculo, revelando la identidad de Dylan como líder del grupo y además secuestrando a los magos. Ese alguien es Walter Mabry (Daniel Radcliffe), el socio supuestamente muerto del empresario que iban a exponer ante el público. Para recuperar su libertad y su reputación, los obligará a robar un chip capaz de acceder a todas las computadoras y dispositivos del mundo que tiene su exsocio. Mientras tanto, Dylan se tendrá que asociar con Thaddeus Bradley (Morgan Freeman) para tratar de encontrarlos y ver quién es el que realmente está detrás de todo lo que está pasando.

No la tenían fácil los realizadores de este filme. La primera película había sido un gran éxito, particularmente porque era compacta, con actuaciones estelares (reunía a un elenco increíble), con una trama que mantenía al espectador más que atrapado todo el tiempo y con el atractivo de los trucos de magia. Salió el francés Louis Leterrier y entró como director Jon M. Chu, que venía de cosas como “G.I. Joe: El Contraataque” (G.I. Joe: Retaliation, 2013). Nada muy promisorio, pero acá sale mucho más que airoso. La mayor contra que tenía este largometraje era que los puntos fuertes de la primera eran difíciles de superar (la sorpresa, la frescura, la originalidad, la vuelta de tuerca) porque el espectador iba a estar atento y advertido de todas esas cosas. Pero increíblemente sale airosa y logra superar esas “contras” con creces e, incluso, redoblar la apuesta. Desde que arranca, el film vuelve a captar la atención del público y no lo suelta, en una vorágine que hace que la gente pida más y más. Estén atentos a la escena del robo del chip que es estupenda. Si se preguntan por qué Isla Fisher no aparece, simplemente es porque estaba embarazada pero estará en la tercera parte. ¿Tercera parte? Sí, se anunció que habría otra incluso un año antes de ésta, y que saldrá en 2017 o 2018. Bienvenida sea.

Si tienen planes de ir al cine, no lo duden ni por un instante: “Nada es lo que Parece 2” es su película. Además, aparece Harry Potter, y eso hace que la magia esté asegurada.