Música campesina

Crítica de María Victoria Vázquez - El Espectador Avezado

Alejandro Tazo (siempre reforzando la “T”) está solo en Estados Unidos, sin una idea clara sobre qué hacer allí, si irse, quedarse, o cómo sobrevivir. Al principio de la película vemos una contradicción que genera preguntas que se irán respondiendo a medida que se desarrolla la trama: desde el hotel llama a su casa, y le dice a su hermano que está todo bien, que viajó por amor, y que está muy bien con su novia. Sin embargo lo vemos solo en su habitación.
Ni siquiera sabe muy bien qué lo llevó desde San Francisco a Nashville, la cuna de la música “country”. Lo único seguro es ese pasaje de vuelta a Chile, y un billete de 100 dólares, separado por si hay que cambiar la fecha del vuelo.
Música campesina no es una película de acciones, es una película de diálogos, de búsqueda. Alejandro (interpretado por Pablo Cerda, el actor fetiche de Fuguet) probará todos los trabajos posibles para un latinoamericano con visa de turista, luchará con su mediano inglés por hacerse comprender, y cada tanto tendrá la suerte de cruzarse con alguien que hable castellano, y lo haga sentirse un poco más “en casa”. Mientras tanto, tratará de entender qué pasó en su relación, qué falló, y cómo reconstruirse a partir de eso.
Fuguet señala con mucha fuerza la enorme barrera que significa un idioma diferente, y un país del “verdadero sur: Sudamérica” en la idiosincrasia norteamericana. Fuguet ama el cine, y deja que su personaje central utilice las referencias filmográficas como puente cultural. Otro punto en común es Johnny Cash, un “ícono para los universitarios chilenos” dirá Alejandro. Lo demás, son más bien diferencias: la comida, los prejuicios
Un film de ritmo pausado, que permite al espectador ir construyendo su camino, su lectura, junto a Alejandro. Son muy interesantes los diálogos, tanto los que van develando la historia, como los de “bueyes perdidos” con las personas que va encontrando.
Filmada íntegramente en Estados Unidos, esta película, el tercer largometraje del también escritor Alberto Fuguet, fue presentada en la 13era edición del BAFICI en 2011, y ahora tendrá su estreno en sala. Se proyectará en el Cine Cosmos los viernes 4, 11, 18 y 25, y los domingos 6, 13, 20 y 27 de Mayo, siempre a las 20 horas.