Música, amigos y fiesta

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Para fans de DJs y fiestas electrónicas

Este film sobre el nacimiento de un DJ demuestra que, en Hollywood, el ritmo puede cambiar, pero la melodía es siempre la misma.

La historia de un artista que logra el triunfo empezando desde la nada se ha visto un centenar de veces, y en este caso, en su opera prima, el ex astro de programas de MTV Max Joseph aplica la fórmula de siempre a la escena de las fiestas electrónicas.

Zac Efron y sus amigos son típicos Valley boys, es decir chicos de uno de los principales suburbios de clase media de Los Angeles que sueñan con algo más, por ejemplo triunfar en Hollywood. Pero mientras tanto se resignan a repartir volantes publicitarios de fiestas electrónicas. El único que se tiene fe y cree que con su laptop y aunque sea un solo buen tema puede hacer la diferencia es el protagonista, y finalmente consigue que un tipo más experimentado (Wes Bentley) se fije en él y crea en su hipotético talento. Aunque hay un problema, y es que el joven DJ podría estar enamorándose de la chica de su mentor, la bella Emily Ratajkowski. Por supuesto, todo el asunto está bien condimentado de drogas de diseño listas para motivar cada situación.

Como se ve, todo es bastante previsible, aunque a favor del director se puede decir que, no por remanida, la historia deja de estar bien contada. Las actuaciones son convincentes, y en especial lo que más se destaca es la fotografía y el montaje que aportan el ritmo y la imaginación visual pertinente a las numerosas secuencias de fiestas electrónicas, quizá demasiadas, aunque eso ya es cuestión de gusto. Justamente, esta película puede resultar un poco más atractiva a los fans incondicionales de la música electrónica y los DJs, que sin duda disfrutarán de los más de 20 temas muy bien elegidos del género que conforman el soundtrack.