Muralla

Crítica de Gimena Meilinger - Cuatro Bastardos

Muralla: De ídolo a expiar su propia culpa.
El drama familiar se mezcla con el thriller en una película que es un “spin-off” de una serie que aún no se estrenó. Un ex arquero que, desesperado por una situación familiar, se inmiscuye en un caso de trata de personas.
Luego de una larga carrera por festivales como: Festival de Cine de Guadalajara, en el que fue nominada Mejor Película, Festival Internacional de Cine de Las Alturas y Sydney Film Festival entre otros, llega a los cines argentinos el film dirigido por Gory Patiño, que representará a Bolivia en los premios de la academia del próximo año.
Coco “Muralla” Rivera (Fernando Arze Echalar) fue un gran arquero de fútbol del Club San José, en los 90s. Hoy es alcohólico, chofer de minibús, separado de su mujer y con un hijo que espera un trasplante. Para pagar la operación, se involucra en una red de trata de personas, razón por la cual vende una niña, marcando su decadencia moral.
El niño muere y Muralla busca redención intentando recuperar a la niña para devolverla a su familia. Aunque este proceso lo termine de hundir en la oscuridad, moviéndose por las calles como un paria sumido en su terrible sufrimiento. La película, como se mencionó, es un “spin-off” de la serie La entrega, del mismo director que se estrenaría en 2020.
En cuanto al reparto, además de Fernando Arze Echalar como el “Muralla”, aparecen Cristian Mercado, Juan Carlos Aduviri, Luis Aduviri, Erika Andia, Freddy Chipana y Andrea Ibañez. Además, la película cuenta con la participación del argentino Pablo Echarri.
Muralla (2018) es una película oscura, desde su personaje, las noches, la problemática social de la trata, la muerte de un niño. Se hace evidente la necesidad de mostrar, desde todos los ángulos posibles, este mecanismo criminal de la trata de personas. En este caso se ve desde la óptica de los criminales y esto, quizás, quita un poco las ganas de ver la película ya que parece naturalizar la situación, en vez de denunciarlo, lo que resulta sumamente incómodo.
Funciona, a partir de la excelente fotografía, las actuaciones acordes y la mixtura entre los géneros drama y thriller, prestando atención a la humillación del ser humano hasta llegar al infierno mismo, social, económica y moralmente.