Mundialito

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Curioso registro de dos hechos uruguayos

Dos sucesos muy singulares enlaza este trabajo, ambos ocurridos en Uruguay 1980 con sólo un mes de diferencia: el único referendum que perdió una dictadura en todo el mundo (57% en contra, encima el recuento se transmitió en vivo y en directo), y la Copa de Oro, torneo de campeones internacionales organizado para celebrar los 50 años del Mundial 1930 (Uruguay campeón, Argentina sub) y los 30 del Maracanazo (Uruguay campeón, Brasil sub).

El mencionado referendum quería habilitar el traspaso del gobierno cívico-militar impuesto por un golpe, a otro cívico-militar impuesto por elecciones de candidato único. El material de archivo muestra la presentación oficial, jingles, una discusión televisiva muy bien conservada y muy civilizada, donde los del gobierno asocian política con corrupción y los opositores habilitados asocian a los colaboracionistas con rinocerontes (¡y uno de los polemistas fuma!, ¡qué tiempos aquellos!). Muestra también la gente votando y opinando, y, por supuesto, los partidos más interesantes de la Copa, donde compitieron Alemania, Argentina, Brasil, Italia, Holanda (en reemplazo de Inglaterra) y el dueño de casa.

Refiriéndose a uno y/u otro tema, aparece una treintena de personalidades, entre ellas el entonces capitán de navío y presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol Yamandú Flangini, el incombustible Joao Havelange, dos ex presidentes, publicistas, periodistas deportivos, algunos detenidos políticos de entonces, el divertido empresario que consiguió la plata vendiéndole los derechos a Silvio Berlusconi (luego también detenido, pero por narcotráfico), el botija que sirvió de mascota, y varios jugadores, entre ellos Hugo de León (ex River), Venancio Ramos (ex Independiente), Waldemar Victorino (ex Newells y Colón) y el zurdo Rubén Paz, luego ídolo de Racing de Avellaneda. Y Sócrates, el doctor Sócrates, entonces capitán brasileño.

Cada uno de ellos dice lo suyo, a veces contradiciendo un poco a los demás. Ahí, precisamente, está la gracia del relato. Unos le ven al torneo un trasfondo político, otros destacan la buena organización, los futbolistas se declaran apolíticos, un relator dice que la gente salió del estadio cantando contra los militares (aseveración largamente discutida en varios correos de lectores), etc., y entre medio de todo, en registro de archivo, un joven Maradona ya se queja, dice que le tiran piedras, aunque la imagen muestra cómo la gente lo palmea por la calle.

Resumiendo, un trabajo entretenido, ilustrativo, acerca de dos fiestas históricas y un solo festejo, ya que todo el mundo salió a celebrar el triunfo celeste, pero a celebrar el de los opositores muy pocos se animaron. Hoy, en cambio, es común destacar el fin de la dictadura, pero el legítimo triunfo deportivo de ese encuentro pareciera injustamente teñido de vergüenza. Dicho sea de paso, acá pasa lo mismo.

En los relatos, Gerardo Caetano, historiador y en aquel entonces miembro del seleccionado juvenil uruguayo. Director, Sebastián Bednarik, autor de otro documental muy simpático, «Matinée», sobre una murga de vecinos septuagenarios.