Mujeres de la mina

Crítica de Marcela Barbaro - Subjetiva

CUANDO NO HAY NADA QUE PERDER

Un film sobre el pueblo hecho por un autor no es lo mismo que un film hecho por el pueblo por intermedio de un autor; como intérprete y traductor de ese pueblo se convierte en vehículo del pueblo“.
Jorge Sanjinés

El llamado Nuevo Cine Latinoamericano surge en los sesenta como respuesta a los conflictos de su región, ha influido a muchos directores que continuaron desde el documental político-social, principalmente, expresando la voz de los pueblos a la que alude Sanjinés, uno de los grandes realizadores del cine boliviano, creador del grupo Ukamanu que promovía un cine revolucionario para la liberación.

Mujeres de la mina desarrolla la historia de las mujeres mineras en Bolivia, tomando como punto de partida el relato de tres de ellas, pero sin duda en ellas está consolidada la expresión de tantas otras que han dejado su vida en la crudeza geográfica del Cerro Pico, en Potosí. Una zona de gran riqueza que durante el colonialismo colmó las arcas de los europeos en detrimento de un pueblo empobrecido y explotado. Tal como cita Eduardo Galeano, quien participa del film, “los europeos deberían pedirles perdón”.

El documental de las realizadoras Malena Bystrowicz y Loreley Unamuno surge en el año 2006, cuando Loreley viaja a Bolivia para participar de la primer Asunción de Evo Morales. En el camino de regreso, al pasar unos días en Potosí realiza un recorrido por las minas donde conoce a una mujer que hará germinar este documental como idea-proyecto: Francisca. Una mujer muy humilde, de rostro y manos curtidas que le dijo: – sería bueno hacer un documental con nosotras, las mujeres de las minas…

A través de las voces de Lucia Armijo; Domitila Barrios de Chungara y Francisca González Santos se hace un recorrido de corte antropológico e histórico sobre un país que ha padecido, como en el resto de Latinoamérica períodos dictatoriales que acallaron cualquier intento de expresión o pensamiento y que, además, padeció la explotación del suelo a través de la actividad minera, donde los hombres dejan la vida de forma temprana al morir intoxicados por el polvo de silicosis. Sus viudas tuvieron que reemplazarlos en las minas, a pesar de que la tradición prohibía su entrada, a fin de sostener lo poco que tenían: una casa de adobe y paja, sin luz, y muchos hijos para alimentar. Esas mujeres fuertes, valientes, sacrificadas, enfrentaron el machismo que impedía su ingreso a las minas como la desigualdad laboral. A pesar de ser analfabetas o con escasa escolaridad, algunas de ellas, como Domitila Chungara fueron militantes mineras organizadas que bregaron por sus derechos, fueron presas y hasta lograron derrocar la dictadura del general Banzer (1971-1978).

Luego de ser presentado en muchos festivales del mundo, donde obtuvo diez premios internacionales, el documental construido a partir de imágenes de archivo, fotografías y relatos a cámara, se destaca por el gran trabajo de fotografía y el cuidado estético de la imágenes. La cámara recorre con cierto lirismo los paisajes, y el sacrificio diario de estas mujeres luchadoras que, como una de ellas dice: no tenemos nada que perder más que nuestra pobreza y sufrimiento.

Mujeres de la mina logra un destacado equilibrio entre forma y contenido. Transmite un discurso crítico y apelativo bajo la mirada sensible y comprometida de las realizadoras que no descuidan el tratamiento poético de las imágenes que acompañan con música local. Una propuesta interesante dentro de la oferta cinematográfica local.

MUJERES DE LA MINA
Mujeres de la mina. Argentina, 2014.
Dirección: Malena Bystrowicz y Loreley Unamuno. Intérpretes: Lucia Armijo, Domitila Barrios de Chungara, Francisca Gonzales Santos, Eduardo Galeano. Duración 60 minutos.