Mujeres con pelotas

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

Es irónico. Sólo sabiendo que es Argentina, pero sin tener la menor idea del contenido, uno escucha “Mujeres con pelotas” como título y pensaría que es una de Porcel y Olmedo, o un espectáculo de teatro de revista porteña, sabiendo además el lugar que ocupa la mujer en esas producciones. Tan cerca, pero tan lejos de eso.
Testimonios de hombres públicos comos Gastón Recondo o Víctor Hugo Morales, la palabra de jugadoras de fútbol femenino, amateur o profesional, y opiniones de hinchas de fútbol (hombres), sobre estos tres pilares enunciados en los títulos, es que se desarrollará “Mujeres con pelotas”.
Gabriel Balanovsky y Ginger Gentile siguen a un grupo de mujeres que, tanto en off como frente a cámara, van relatando su experiencia como fanáticas jugadoras del deporte más popular de nuestro país, y del mundo. Estos relatos son, para el texto cinematográfico, el intento de derribar los prejuicios, los mitos, y de paso denunciar el asqueroso machismo que deben soportar cuando tratan de jugar un partido en un campito metido en medio de la villa 31. La intolerancia, el ninguneo con cierta saña e incluso la discriminación, quedan plasmadas en imágenes como si estas fuesen la banda visual de las voces denunciantes, como muestra la escena en la cual las mujeres juegan en el campito mientras hombres de todas las edades pasan por el medio caminando o en bicicleta.
El documental se va metiendo un poco más en la intimidad de las mujeres que practican éste deporte y se lo toman tan en serio como los hombres. Así conocemos algunas jugadoras de Estudiantes de la Plata, Boca Juniors, Aliadas de la 31, y otros equipos. Las realidades no son muy distintas de la que viven los jugadores de Fenix, Flandria o cualquier otro equipo de la D o del Argentino A. Gente que trabaja para luego ir a entrenar, o terminar un partido para ir a cuidar a los hijos… Aun así es increíble como una realización que no sale de lo convencional en su estructura, logra dibujar una realidad escondida detrás de toda la parafernalia del fútbol masculino: la nuestra es una sociedad predominantemente machista y acaso discriminadora. “Andá a lavar los platos” es la frase que las jugadoras escuchan cada vez que alguno pasa cerca.
Por momentos “Mujeres con pelotas” logra incomodar, con lo cual el claro objetivo se cumple pese al convencionalismo de la construcción de la obra. Sería inútil preguntarse si el hecho de que las entrevistadas estén a la derecha, a la izquierda, o en el centro de la imagen obedece a una decisión estética “para que se vea la cancha de fondo”, o a querer contar algo con esos encuadres.
Tal vez los directores no se plantean contar con las imágenes porque el tema requiere otro tipo de urgencias para declarar sus principios. Lejos del paladar preciosista de algunos especialistas, la producción apunta, a través del fútbol, a marcar claramente algunos defectos de nuestra sociedad. Si es por eso, el objetivo central se cumple.