Mujeres con pelotas

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Salir del contexto social asignado, desde antes del nacimiento, a pura pelea, sin bajar los brazos; es una frase hecha para un sinfín de películas de ficción y documentales que plantean el accionar de personas que realizan diversas actividades que les posibilitarán, o no, progresar del lugar en el que crecieron.
Así, como el año pasado vimos Boxeo Constitución y Boxing Club, centradas en un grupo de boxeadores amateurs emergentes de barrios carenciado; ahora le llegó el turno a las mujeres y al futbol como deporte contexto.
Los documentalistas Ginger Gentile y Gabriel Baranovsky centran el relato en la historia del equipo Aliados de la Villa 31, y de ahí expande su concepto informativamente.
Aliados de la Villa 31 efectivamente es un equipo de futbol femenino, proveniente de ese barrio, cuyas integrantes, jugadoras y entrenadora, desean elevarse salir del amateurismo, con más de un sentido.
Mujeres con pelotas podría ser declarado un documental feminista, pero sería una idea corta; su vuelo se expande hacia una realidad social, y hacia una realidad cultural.
No son cualquier mujer, no es cualquier barrio, no es cualquier deporte. Son mujeres, que viven en un villa, que sufren el entorno machista, y que juegan el deporte masculino más popular del país; por todo eso, no son vistas con buenos ojos.
Estamos frente a un trabajo casi periodístico, con testimonios y relatos entrecruzados, con opiniones diversas y variadas, y mucha información y datos arrojados al espectador.
En pantalla aparecen las mujeres, y también aparecen varios testimonios del afuera cercano, como el de varios periodistas deportivos, que opinan de un lado y del otro; por ejemplo, aparece el periodista Gastón Recondo, del que ya se conocen respuestas al respecto.
Se habla de la necesidad de jugar para escaparse de la realidad del lugar, del intentar salir o progresar. Se habla del futbol femenino como generalidad, de las trabas de la propia AFA, y del visto negativo general que tiene este deporte al que mucho se debe que la contraparte masculina sea tan popular.
De duración corta, casi de mediometraje. De aspectos técnicos reservados, tradicionales, importan acá el peso de los testimonios y la mucha información vertida.
Queda claro que a veces, un deporte, es mucho más que un juego.