Mujercitas

Crítica de Marcos Guillén - Cuatro Bastardos

[REVIEW] Mujercitas.
Llegó a los cines argentinos la nueva adaptación del clásico literario estadounidense nominado a seis premios de la academia, dirigido por Greta Gerwig y protagonizado por un formidable elenco.
«Que sea breve y picante y si la protagonista es una chica asegúrate de que se case antes del final.» es el consejo del editor Mr. Dashwood (Tracy Letts) a una joven Jo March cuando esta le presenta un escrito. Y me ha quedado rondando en la cabeza, porque el folletín, parte de la cultura popular literaria del entonces siglo XIX, parecía ser la única posibilidad para la escritora principiante, un género menor que cabalgaba los movimientos literarios de entonces y generaba rápidas ventas e interesantes ganancias; y porque cuando ella decide realmente dedicarse a una búsqueda seria de su expresión, toma el realismo – género literario iniciado a finales de los 1860s – como concepto, ese naturalismo como base a un relato que suponía su historia y la de sus hermanas, un paso determinante en su maduración, tanto de escritora como mujer.
La enésima adaptación del clásico literario americano publicado en 1868 y escrito por Louisa May Alcott es, a mi parecer, como la misma novela: una metalectura sobre el devenir literario universal, el paso de generaciones y conceptos de cómo contar una historia. La misma Greta Gerwig, guionista y directora del film, toma muy en cuenta esto, elaborando la narrativa sin caer en el artificio vulgar y maquineo de los personajes – folletín-. Decide que el relato será, aunque coral, introspectivo y sobre el desarrollo de personajes. Coming of age, historia de maduración, de sostificación del caracter. La niña que solo quería un buen matrimonio pasa a entender en mayor profundidad lo que esto es y, por supuesto, Jo y su revolución liberadora, pequeña y personal, pero de alcance universal.
La ruptura con lo establecido, la posibilidad de algo más, propone un juego tanto dentro de la literatura que la ficticia Jo compone y madura, como la creada por la misma directora. Solaz al que sigue apostando cuando la versión lineal da paso a un ir y venir en el tiempo, porque el relato es un recuerdo, en el maduro estado de una autora que ha trascendido.
Eso claro, para nosotros, es el verdadero galardón de esta puesta, más allá de un elenco que parece haber entendido el concepto y adoptar el naturalismo como expresión última de sus personajes. Es esta Mujercitas, una muestra cabal de su generación, de la búsqueda actual que proponen los movimientos feministas, de los diferentes conceptos que contiene; como la conservadora Meg March puede madurar su concepto de mujer sin abandonar su sueño de casarse y formar una familia, de cómo Amy March descifra el negocio del mismo, y lo asume desde la madurez de entender los riesgos. Será para Beth (Eliza Scanlen) la historia más romántica de todas, entendida desde el concepto literario, que armonizará el total de la propuesta, la heroína trágica y nudo aglutinador de un final que versa sobre la muerte de la infancia.
Entretenida y enternecedora, lo es, pero también un lúdico homenaje al escritor y su maduración, al paso del tiempo y madurez desde lo espiritual, desde la forma de entender y asumir la vida, de cómo expresarla.