Mujer Maravilla 1984

Crítica de Alejandro Franco - Arlequin

Cuando la IMDB se llenó de comentarios negativos sobre Mujer Maravilla 1984, simplemente pensé que se trataba de otra campaña de haters. Bobitos fanatizados que creen que esto es otra rivalidad tipo Boca – River y que salían a defenestrar al equipo contrario; machistas; odiadores seriales de películas lideradas por mujeres y/u oleadas de gente desconforme con la tarifa de streaming de HBO Max donde actualmente emiten la película. El tema fue verla en vivo y darme cuenta de que la negatividad estaba justificada. WW 1984 es una película terrible donde las inspiradas escenas de acción y el carisma de Gal Gadot y Chris Pine no alcanzan a salvar al filme de la quema. Es demasiado larga, el plan del villano no se entiende y hay demasiados momentos que rayan en lo camp. Si Mujer Maravilla era la Superman (1978) del DCEU, entonces WW 1984 es su Superman IV: En Busca de la Paz: un descarrilamiento creativo que ni los buenos talentos de su protagonista logran redimirlo.

El comienzo es malo. Se ve amateur y sobreactuado, y pareciera que Richard Lester fuera el director – no Patty Jenkins – porque todo está jugado para lo absurdo. No hay explicación alguna de por qué Diana ha decidido salir de su anonimato y hacer tareas fugaces de girl scout. Luego conoce a Kristen Wiig, nerd profesional que trabaja con ella en el museo. Todos la basurean y ella envidia a la morocha enorme que roba la mirada de todos los varones. Es una amistad absurda porque la Wiig es desesperadamente insulsa y solo hace migas con la Gadot porque ésta es tan generosa que es buena con cualquier chucho apaleado que se le cruza en el camino.

Por ahí anda rondando Pedro Pascal haciendo morisquetas. Este debería ser el gran año de Pascal (la segunda temporada de El Mandaloriano, la de superhéroes infantiles con Robert Rodriguez, éste film) pero su perfomance acá es atroz. Es obvio que le dijeron que canalizara a Gene Hackman en Superman, pero su Maxwell Lord es un vendedor de autos usados sobrevalorado que tiene cero por ciento del carisma e inteligencia que tenía Hackman en la saga del chico de Kriptón (tampoco es que lo de Hackman fuera memorable; me quedo mil veces con la versión de Lex Luthor de Kevin Spacey). El tipo se topa con una piedra mágica que cumple deseos, él se convierte en la fuente de los deseos mismos y obtiene favores cada vez que le concede deseos a los otros con lo cual se vuelve mas y mas poderoso. Pero todo es absurdo. El tipo quiere apoderarse de todo el petróleo del planeta pero empieza a generar conflictos regionales en todos lados y al final deja al mundo al borde de la Tercera Guerra Mundial. ¿Y todo esto con qué motivo, maldita sea??.

Mientras la Wiig le pide a Pascal ser mas sexy y feroz – y así empieza a mutar en Cheetah, una villana clásica de las tiras de la Mujer Maravilla -, la Gadot hace lo suyo y revive a Chris Pine. Aunque suene sacrílego el rol de Pine podría haberse podado olímpicamente y el filme se hubiera ahorrado una hora sin mellar el argumento que, de por sí, es innecesariamente rebuscado y escasamente interesante. Ni siquiera Jenkins logra clavar los colmillos como debe para satirizar a la década del 80 y todo queda en la tibieza. Y, lo que es peor, hay momentos en los que uno bosteza. A eso se suma poderes salidos de la galera que atentan contra el minimalismo y la lógica que tenía la amazona en el filme original: ¿Diana vuela? (algo que siempre odié de los comics y los dibujos animados); ¿puede convertir cualquier objeto en invisible?; ¿tiene una super armadura en su departamento que la robó del museo?. Al menos los usos creativos del lazo mágico son dignos de aplaudir aunque carezcan de toda lógica.

Es cierto que no hay buenos villanos en el comic original – bah, uno está acostumbrado a la excelencia de Batman y su galería de renegados sicópatas -, y eso es algo que ocurre con la mayoría de los superhéroes conocidos, pero podían haber elegido a alguien mejor que Maxwell Lord o, al menos, escribirlo mejor. Acá es un delirante que empuja a todos al borde del abismo y uno no sabe muy bien el por qué. Al menos la Wiig tiene un motivo profundamente personal por el cual ponerse en el camino de Diana pero… ¿de que sirve ser poderosa, sexy y tener un abrigo de piel permanente si el rascacielos donde vive ha sido fundido por el calor de la radiación atómica fruto de la guerra termonuclear entre EE.UU. y la URSS?.

Indulgente, incoherente y demasiado larga. Quizás es momento de que la Jenkins le pase la posta de la saga a otro director / directora. El salto de calidad entre original y secuela es enorme y honestamente no se por qué. ¿Se durmió la Jenkins en los laureles? ¿Geoff Johns se pasó de mambo con el script?. De nuevo el DCEU está en boca de todos y no precisamente por la buena calidad de su último producto; y, en los duros tiempos que corren, no se puede quemar el dinero con productos tan costosos como insatisfactorios como éste.