Mujer lobo

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Mucho sexo en medio de una trama confusa

A pesar del título, éste no es un film de licantropía, sino más bien de personalidad múltiple. De todos modos hay escenas con mordidas y, sobre todo, actitudes y situaciones sexuales bastante bestiales.

Justamente, el fuerte de "Mujer lobo", más allá de su trama fantástica, es el erotismo fuerte y por momentos totamente descabellado y retorcido. Casi se podría afirmar que aquí hay más escenas de sexo que en la más tórrida película clásica de Armando Bo, lo que tiene cierta lógica si se tiene en cuenta que de algún modo, en lugar de una sola protagonista, hay tres.

Las tres mujeres (Luján Ariza, Mónica Lairana y Guadalupe Docampo) conviven en una misma persona, y aunque el espectador puede ver sus distintas apariencias físicas las tres, por cierto, muy atractivas-, para los demás personajes la diferencia no parece ser evidente. Una de las chicas es una especie de seductora y asesina serial al estilo "viuda negra", mientras otra es una ninfómana y la tercera tiene una actitud más tímida y hasta arisca, eso hasta que se enamora.

La que actúa como "viuda negra" es la que genera una trama policial, ya que comete el error de seducir a un detective que aparentemente está detrás de su pista. Pero si bien las múltiples situaciones sexuales mantienen el interés, sobre todo durante la primera mitad del film, tanto lo que tiene que ver con lo detectivesco y con lo sobrenatural se vuelve más confuso e incoherente. Al menos hacia el final el guión logra cerrar razonablemente los hilos argumentales aunque siempre dentro del más profundo hermetismo general, que por momentos no ayuda mucho.

Por otro lado, "Mujer lobo" está bien filmada (en blanco y negro, con un atractivo toque de color hacia el final al estilo "La ley de la calle" de Coppola) y en general bien actuada, con una sólida banda sonora de estilo rockero.