Mujer lobo

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Las chicas superpoderosas

Mujer lobo es una de esas películas que sólo pueden disfrutarse si uno entra en (y adscribe a) las convenciones y claves genéricas de ese cine clase B más trash, con importantes dosis de violencia y sexo (debe ser récord de desnudos en la historia del cine argentino). Como en Mala, de Israel Adrián Caetano (o en la saga tarantinesca de Kill Bill), tenemos a una mujer vengadora (interpretada en sus diversas personalidades por tres actrices distintas: Mónica Lairana, Luján Ariza y Guadalupe Docampo) y a hombres perversos que recibirán su merecido. Hay, claro, un antagonista, que en este caso es un policía, un pesado, que investiga el caso y trata de desquitarse de la/s chica/s.

Perversa, lúdica, grasa y estilizada a más no poder, Mujer lobo tiene un alcance limitado porque resulta un poco redundante, obvia, subrayada en los cambios psicológicos del personaje central (de tímida y dócil a impulsiva y avasallante) y porque algunas situaciones no son del todo contundentes y sólidas.

Pero aún con sus desniveles y carencias (y con sus logros, como la fotografía en blanco y negro de Pigu Gómez o el uso del subte como una de las locaciones principales), la película exploitation de Garateguy (nuestra directora más osada dentro del cine de género) resulta una apuesta seductora, descarada, extrema. Bienvenidas sean estas irrupciones desinhibidas y atorrantes dentro del muchas veces adocenado panorama local.