Mujer conejo

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Cruce de géneros, eso es lo que propone Verónica Chen en su nuevo opus "Mujer Conejo". Un cruce que no solo atraviesa a la película, sino a la filmografía de la directora, que hasta ahora había buceado en las aguas del drama introspectivo, en las historias ocultas de la ciudad, y ahora, sin despojarse completamente de aquello, lo fusiona con la ciencia-ficción y la intriga.
Nadie puede negar a Chen el intento de hacer un film muy personal, marcarle un estilo inigualable a través de una búsqueda estética que se desarrolla en varios campos artísticos.
Sin indagar demasiado en los varios vericuetos de su argumento, su protagonista es Ana (Haien Qiu) argentina de origen chino, inspectora en el barrio de su comunidad, y con una vida sin resolver. Mientras intenta ver en qué situación están las cosas con su ex pareja (Luciano Cáceres), se relaciona con el mozo de un restaurante oriental.
.Luego de una serie de sucesos violentos, Tao, el mozo, desaparece y Ana comienza junto a su ex una búsqueda que desembocará en problemas con la mafia china y un experimento muy extraño con conejos.
Así, la película atraviesa cuestiones sentimentales, dramas sociales, acción, suspenso, y ciencia-ficción vernácula, todo con un matiz de cine de autor manejado con imágenes y secuencias alegóricas, tramas y subtramas, y esa necesidad de decir más de lo que aparenta.
Plagada de escenas de impacto metafórico la fotografía haya imágenes pictóricas, de ensueño; junto a otros tramos más convencionales, y algunos apuntes animados en estilo animé.
No es sencillo entrar en el mundo de Mujer Conejo, pero si el espectador se compenetra, la potencia de lo visto puede ser subyugante.
Hay una necesidad en determinados cineastas de realizar películas para dejar una marca propia, hacer una suerte de cine de autor buscando algo inigualable y propio. Mujer conejo puede emparentarse con cierto cine de Wong Kar Wai, algo de Peter Greenaway, y cierto cine oriental de acción posmoderno; pero lo que se presume desde el primer momento es el intento de un cine propio, un estilo original que cruza varios géneros para hablar de varios temas profundos en el marco de lo que pareciese un simple film policial.
Por momentos abrumadora, subyugante, compleja, y ciertamente única, "Mujer Conejo" vuelve también sobre ciertos puntos comunes en su filmografía, aquel de los submundos marginales, el de la gente desclasada, esta vez quizás hablando de sus propios orígenes, lo que se oculta detrás del colorido Barrio Chino.
¿Cuál será la verdadera Verónica Chen? Quizás sea todas juntas, la de los dramas pequeños y la de las complejas formas de la ciencia-ficción, una directora que sigue buceando dentro del séptimo arte, y esto, más allá de la optimización o no de los resultados finales siempre es positivo.