Muerte en el Nilo

Crítica de Ignacio Dunand - El Destape

Recupera el encanto de la fantástica novela de Agatha Christie

Parece que Kenneth Branagh entendió todos los errores de su penosa adaptación de Asesinato en el Orient Express (2017) y en esta nueva aventura de Hércules Poirot, mucho más entretenida y sólida de lo que aparentaba ser, salda deudas con los fanáticos de Agatha Christie.

En el 2017 el director, guionista y actor Kenneth Branagh anunció que volvería a adaptar al cine la clásica novela de Agatha Christie Asesinato en el Orient Express. La expectativa inicial fue grande -sobre todo teniendo en cuenta la brillante película que se había hecho en 1974- y la respuesta de la crítica y la taquilla no fue la esperada. Si bien la historia podría haber terminado ahí, Branagh volvió a apostar por otro clásico de la autora, Muerte en el Nilo. ¿El resultado? Una entretenida aventura en barco, con más aciertos que desajustes.

Las vacaciones del detective belga Hércules Poirot a bordo de un glamoroso barco de vapor en Egipto se convierten en una aterradora búsqueda de un asesino, mientras que la luna de miel idílica de una pareja perfecta se ve trágicamente interrumpida. Ambientada en un paisaje épico de amplias vistas del desierto y las majestuosas pirámides de Giza, Muerte en el Nilo propone una historia de pasión desenfrenada y celos, a la par que presenta un grupo cosmopolita de viajeros-sospechosos. Un enigma que solo Poirot puede descifrar y una carrera contrarreloj para saber quién es el asesino.

Si bien en la obvia comparación con la versión de 1978 -que cuenta con estrellas de la talla de Bette Davis, Mia Farrow, Angela Lansbury y Maggie Smith en el reparto- la obra reciente sale perdiendo, la nueva Muerte en el Nilo tiene los suficientes giros narrativos para dejar inquietos y pegados a la butaca a los espectadores. A su vez, toma la atrevida decisión de indagar más en la psicología del detective con flashbacks de sus orígenes (que podrían haber sido un desastre, pero están resueltos de la forma más hábil posible, sin faltar el respeto al material original). Un acierto que enriquece la interpretación de Kenneth Branagh, quien se siente totalmente a gusto en el rol del eficaz personaje. Del reparto sobresalen las actrices Jennifer Saunders y Dawn French, en roles soportes, y para sorpresa de muchos Gal Gadot no desentona y se amolda al clima de la trama con frescura. Distinto es el caso de Annette Bening, un tanto desaprovechada.

Si se trata de ponerse quisquillosos, ciertas tomas hechas con CGI resultan un tanto ridículas y los ojos más entrenados en la materia podrán apreciar el hilo de fallas en la ejecución técnica de los efectos especiales y el montaje de locaciones. Aún así, Muerte en el Nilo da más de lo que promete, divierte y recupera la nostalgia que solo se siente con los grandes clásicos.