Muerte en el Nilo

Crítica de Denise Pieniazek - Puesta en escena

Ya se encuentra en cartelera MUERTE EN EL NILO, una nueva transposición de la novela homónima policial de Agatha Christie perteneciente al subgénero de detectives.

Es la segunda vez que #kennethbranagh dirige y protagoniza cinematograficamente un texto literario de Christie, en el 2017 se estrenó Asesinato en el expreso de oriente en donde también interpretó al célebre detective Hercule Poirot, personaje que figuró en 33 novelas y que tuvo su primera aparición en 1920.

Si bien se recuerda otra adaptación cinematográfica de #muerteenelnilo (1978, John Guillermin) cuyo elenco coral incluía desde Mia Farrow a Bette Davis -a diferencia de Asesinato en el expreso de oriente (1974, Sidney Lumet)- ésta no presentaba un gran reto para Branagh quien logra un relato más dinámico y entretenido que dicha versión.

Respecto al texto realiza algunos cambios respecto al esquema actancial, modificando ciertos roles para adicionar también problematicas raciales y de orientación sexual, a tono con las ideologías actuales. Asimismo, esta entrega adiciona un prólogo y epílogo que indagan más en los aspectos de la vida íntima de Poirot.

#deathonthenile se ubica principalmente a fines de la década del '30, en donde una joven heredera de un rico imperio empresarial (Gal Gadot) contrae matrimonio con un joven seductor (Armie Hammer), el ex novio de su amiga (Emma Mackey), quien resentidamente los sigue a todas partes. En la luna de miel que se desarrolla en Egipto, ocurre un asesinato. Una vez más Poirot se encuentra en un grandilocuente medio de transporte en dónde deberá responder ¿quién cometió el crimen y por qué? conviviendo con el círculo íntimo de la novia, y por ende con varios sospechosos.

Como es típico en este género, el público jugará mentalmente en conjunto con el detective para resolver el crimen. Sin embargo, el espectador no es un testigo omnisciente es decir, no tiene más información que Poirot, por ende sólo él puede dar los detalles en la brillante resolución que lo caracterizan.

En conclusión, es un film agradablemente pasatista, con un gran despliegue de ambientación, cumplidor pero no sorprendente.