Mr. Kaplan

Crítica de Ernesto Gerez - A Sala Llena

Bastardos sin tiempo.

¿Hacer algo para que nos recuerden? ¿O irnos por la puerta chica con la cabeza gacha y los sueños destrozados? La última opción también es tentadora, al menos implica poco trabajo. Pero Jacobo quiere hacer algo; le cae la última ficha de la vejez y no quiere dejar el planeta Tierra sin su pequeña marca. Claro que cuando estemos largando olor tapados por tierra húmeda o seamos humo, haber trascendido o no mucho no nos va a importar, pero el romántico Jacobo quiere despedirse por la puerta grande. Su última opción para la redención de las almas lentas es cazar a un supuesto nazi que se exilió en una playa uruguaya, a unos pocos kilómetros de su casa.

Mr. Kaplan comparte premisa con Remember -la última película de Atom Egoyan, que enervó a varios sionistas de la vieja guardia y que también trata sobre un vejete cazador de nazis- pero a diferencia de aquella, el director Álvaro Brechner nos involucra en una historia que se articula desde la comedia, para luego dar paso a elementos de thriller, de drama familiar e incluso de western. Queda claro que el director maneja bien los géneros, los va saltando y salteando, en algunos casos con pequeños gestos, logrando que Mr. Kaplan sea una película que no se rija completamente por los preceptos de ningún género puro, pero que posee un sentido lúdico y cambiante desde lo formal con la comedia como columna vertebral.

La aventura del anciano vigoroso se inicia clandestinamente: Jacobo sólo le pide ayuda a Wilson (Néstor Guzzini), un ex-cana a lo Torrente que se la pasa ebrio jugando a un pinball hasta la madrugada. Juntos buscarán a un supuesto nazi que disfruta sus últimos años en la linda costa uruguaya, todo con una impronta entre road y buddy movie, además de los géneros mencionados más arriba. Así como el paso del tiempo es uno de los puntos centrales de la tesis que propone Mr. Kaplan, la relación entre Jacobo y Wilson se puede entender como un nexo entre padre e hijo al estilo Eastwood. Los lazos fuertes que se pueden generar a través del cariño de un familiar que no es tal, y la lucha por no perder la familia sanguínea, son dos claves de una película que impone una seguridad narrativa no tan común en tierras uruguayas… o argentinas.