Morbius

Crítica de Alejandro Franco - Arlequin

Morbius, el Vampiro Viviente es un villano de Spiderman que data de 1971. En esa época Marvel estaba a los manotazos con las modas cinematográficas del momento – desde el Kung Fu (Shang-Chi, Iron Fist) hasta el blaxploitation (Luke Cage) – así que era lógico que pretendiera succionar algo del género del horror que los estudios Hammer habían explotado hasta el hartazgo durante la década del 60. Así que se despachó primero con Morbius y dos años mas tarde con Blade, metiendo vampiros en su universo comiquero. Con capa roja, traje de spandex y solapas anchas era como un híbrido entre Drácula y Doctor Strange. Morbius también llegó en una época en donde el Comics Code Authority – que ponía las reglas a respetar por parte de la industria, algo así como el Código Hays de los comics – había levantado las restricciones para que las tiras pudieran incluir seres sobrenaturales. Por si alguien no recuerda, el Comics Code Authority apareció en los 50s como un intento de moralizar la industria y, en especial, controlar el escándalo producido por las tiras de terror de William Gaines que incluían sadismo, sexo, seres monstruosos y todo tipo de temas tabú en publicaciones como Cuentos de la Cripta y La Bóveda del Horror.

Haciendo apariciones esporádicas en Spiderman – y teniendo durante un par de años su propia tira en magazines de terror de Marvel -, Morbius languideció con el paso del tiempo hasta que la editorial lo revivió en 1992 con un perfil mas heroico. Habiendo pasado de villano a antihéroe, era lógico que Sony le tirara el ojo para armar una aventura en solitario y poder ir formando, de a poco, su demoradísimo proyecto de Los Seis Siniestros – un equipo de supervillanos que terminaría peleando contra arañita en el grand finale de lo que es una especie de Universo Cinemático Spiderman, y que la Sony quiere montar desde la época de Andrew Garfield -. Para ello cuenta con Venom, el cual arrancó en punta; con el cameo (inexplicable, incomprensible) de Michael Keaton aquí, recién importado como Adrian Toomes / Buitre desde el MCU; le sigue en la cadena de producción Kraken el Cazador (con el tronco de Aaron Taylor Johnson como protagonista), Madame Web con Dakota Johnson y un tercero que terminará por ocurrírseles en el camino.

El drama con semejante armado es que Sony carece por completo de buen ojo para elegir un equipo de directores talentosos (sobre todo que sean baratos y desconocidos) como los que fueron construyendo el MCU de Marvel. La pegó con Ruben Fleischer en la primera Venom, zafó con la secuela de Andy Serkis pero acá planchó mal con Daniel Espinosa (Life). Literalmente nadie fue a ver a Morbius, apenas hizo 140 palos verdes entre EE.UU y resto del mundo – algo que es una moneda hasta para la entrega mas floja de Marvel -. Incluso el filme fue victima del escarnio público con gente ridiculizando escenas del filme y haciendo memes, algo que los ejecutivos de la Sony malentendieron – como que el filme era popular para ser objeto de semejante movida viral -, lo que los motivó a reestrenarla sólo para recaudar algo mas de 85.000 dólares en el segundo intento.

Mientras que la fallida respuesta del público pone en seria duda el hacer una secuela – y no garantiza que la hilera de films para llegar al clímax de Los Seis Siniestros esté asegurado -, honestamente no entiendo todo el odio hacia la película salvo que se trate de una cuestión personal con Jared Leto. Es cierto que Morbius no va a hacer historia pero dista años luz de ser el peor filme de superhéroes que haya pisado la pantalla. Es prolija, entretiene, las perfomances están bastante bien y no termina por crisparte los nervios con sus ocurrencias. Por supuesto hay agujeros de lógica, la trama no es un dechado de originalidad y la dirección va tan apurada vomitando escenas que no termina de crear clima – salvo cuando ocurren las secuencias de acción – pero no es un bodrio que te hace rechinar los dientes como, por ejemplo, Eternals o Los Inhumanos. Te da la impresión de haber sido dirigida por un tipo que viene del ramo de los efectos especiales ya que Espinosa solo pone énfasis cuando le llega el turno de coreografiar CGIs.

Eso no quita que el filme tenga su cuota de pavadas, como el instituto de sanación pegado a una escuela que desborda de bullys, la mágica aparición de una jaula gigante con cinco millones de vampiros en el laboratorio de Jared Leto (sin que su compañera de trabajo de todos los días se haya dado cuenta), que Matt Smith pueda meter de contrabando un sachet de sangre a la cárcel sin que nadie lo detecte o poniendo a un mexicano con cara de nabo como comic relief y compañero de un extremadamente serio Tyrese Gibson. Incluso el filme entra en cierto espiral de clonación de escenas de filmes superiores y mas conocidos que casi te dan ganar de hacer una competencia de tragos con “¿adiviná de qué película rob… tomaron esta secuencia?”: sea Leto rodeado de vampiros y llamándolos a la distancia (Batman Inicia), Matt Smith recuperado pero fingiendo una cojera para entrar a la cárcel (Keyser Soze de Los Desconocidos de Siempre), secuencias con bullet time a lo Matrix o citando a Rutger Hauer en Blade Runner, eso sin contar la carnicería en el barco clandestino que parece sacada del malogrado viaje del Demeter en Drácula.

Pero aún con todo eso Morbius me parece pasable. Por supuesto el final carece de sentido – si Leto pensaba terminar con su vida, ¿por qué vaga por el campo y cómo diablos Michael Keaton / Buitre (caído de otra dimensión y utilizando su equipo de vuelo que se había desintegrado en De Regreso a Casa) sabe de él y quiere reclutarlo para pelear contra un superhéroe… que Leto ni siquiera ha visto? -. Leto luce intenso, es adecuado, es dark y romántico al mismo tiempo. Matt Smith se va de mambo varias veces – la cara de ese tipo es una caricatura – y Jared Harris está criminalmente desperdiciado.

Es posible que esté pasando por un momento de embole supremo, cosa de que Morbius me resulte aceptable pero aún con ello, hablando con objetividad, no me parece la atrocidad que todos dicen. Quizás el problema es que llegamos a un punto en que vimos demasiadas historias de origen de superhéroes y ya sabemos de sobra los puntos por los cuales va a pasar; y cuando llega algo como esto, rutinario y escrito por un programa de computadora, nos resulte repulsivo hasta lo intolerable, mas cuando al intérprete le tenemos ganas de linchar desde que arruinó al Joker en Suicide Squad y lo vimos capaz de sobreactuar a niveles estratosféricos en La Casa Gucci.