Montenegro

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Historias mínimas

Con interesantes incursiones previas tanto en la ficción (Cama adentro) como en el documental (Vida en Falcon), Jorge Gaggero encuentra en el mediometraje Montenegro un personaje en apariencia no demasiado atractivo (al menos desde los parámetros habituales de un cine más demagógico), pero que el director y su equipo saben transformar en el eje de un retrato sobre una forma de vida extrema, marginal, en vías de extinción.

Montenegro es un hombre maduro, flaco y pobre (alcohólico y fumador empedernido para más datos), que vive solo (en verdad, en compañía de sus perros) y que subsiste de la pesca artesanal en medio de una isla. Tiene apenas algo parecido a un amigo -criador de cerdos- al que el protagonista le suele cocinar a cambio de contar con su bote. Hasta que entre ellos se produce un cortocircuito, el equilibrio se rompe y las cosas ya no vuelven a ser como antes.

Gaggero descubre un conflicto donde menos se esperaba y lo aprovecha en términos “dramáticos”, dotando así al relato de una veta ficcional. Es una historia mínima, es cierto, pero el principal desafío de los documentalistas es observar, descubrir estos pequeños momentos para atraparlos en imágenes y seducir al espectador.

El resto pasa por construir la atmósfera, en describir la cotidianeidad de este hombre gris que pesca, arregla redes y se enoja con sus perros o con su amigo que lo “traiciona”. En este sentido, Gaggero y su talentoso equipo (el DF Daniel Ortega, el músico Sebastián Escofet , el editor Alejandro Brodersohn) demuestran su categoría para hacer de este documental un más que atendible retrato de vida.