Monos

Crítica de Nicolás Ezequiel Barak - Cuatro Bastardos

Monos: El conflicto interno de la guerrilla colombiana.
Una de las funciones más importantes que tiene el cine es la de capturar realidad. Monos, la super-producción colombiana del año, tiene muy claro esto, y cuenta una historia extremadamente cruda, no por la violencia o la sangre que haya en pantalla, sino por retratar de una forma tan transparente y real uno de los conflictos más importantes que suceden hoy en América latina.
Esta película cuenta la historia de ocho adolescentes que sirven como guerrilleros para unas fuerzas armadas terroristas. Estos casi niños tienen la tarea de cuidar, en el medio de una montaña, a una estadounidense secuestrada interpretada por la genial Julianne Nicholson («I, Tonya» o recientemente «Iniciales S.G»). Lo primero a destacar en esta obra es claramente el enfoque que se decidió para narrarla. Aquí no estamos desde la perspectiva del estado, de algún familiar de la estadounidense o de la estadounidense en si misma. Aquí todo lo que sucede lo vemos desde el punto de vista de los jóvenes secuestradores. No hay glorificación ni victimización tampoco, solo una visión sin filtro alguno de cómo se sienten estos personajes.
Y en relación a estos personajes, se disparan otras narraciones. Dentro de este viaje que tienen los jóvenes, que luchan por la supervivencia en el medio de la nada, sucede lo sexual. Las hormonas se disparan, las relaciones se confunden y se retrata de una manera que pocas veces se había visto en el cine regional la sexualidad cambiante. Hasta el personaje protagonista, Rambo, está interpretado por Sofía Buenaventura, una mujer. Y no es un conflicto en toda la película, hasta uno podría no darse cuenta de esto. Fuera del dato, la sexualidad y su relación con la situación que viven estos jóvenes termina siendo una más que interesante reflexión y, sobre todo, una demostración de sutileza y tacto hermosa.
Aún así, como uno podría imaginarse, la violencia es un aspecto crucial en este relato. Cómo describía anteriormente, no presenciaremos momentos viscerales o explícitos innecesariamente. El muy habilidoso Alejandro Landes logra proyectar el conflicto humano de esa misma violencia. Las escenas de acción se vuelven algo más que una escena de acción, el tiempo se para y cada paso que dan parece valer el doble. Esto es 100% responsabilidad del director, que muy hábilmente logra ponernos en la piel de estos jóvenes sin victimizarlos, pero sin juzgarlos tampoco. No hay buenos y malos, no hay blancos y negros. Hay humanidad.
Para cerrar la combinación, tenemos un trabajo de fotografía hermoso, con el 100% de las locaciones en ambientes naturales y reales, con todo lo que eso implicó en el rodaje. Selvas, ríos y montañas son algunos de los lugares donde va sucediendo este viaje, que por momentos recuerda a viajes clásicos de la historia del cine como Apocalypse Now, y por otros nos lleva a los lugares más profundos de un personaje. A esto le sumamos un guion interpelativo como el elaborado por Alexis Dos Santos y el director Alejandro Landes, y tenemos una obra redonda y cuidada.
En conclusión, Monos sorprende y se cuela entre una de las mejores películas del año, con una historia cruda y pura, unas interpretaciones muy bien logradas (sobre todo teniendo en cuenta que algunos ni siquiera eran actores formados) y una dirección fenomenal que lleva de la mano al espectador y lo tira en el medio de la selva con estos chicos. Allí es cuándo tenemos que decidir junto a ellos, vivir junto a ellos, y sobre todo, comprenderlos.