Monger

Crítica de Catalina García Rojas - Visión del cine

En su opera prima, Monger, turismo sexual en Buenos Aires, Jeff Zorrilla visualiza una realidad oculta y un mundo desconocido para la sociedad: el turismo sexual en Baires.
Dentro del sistema capitalista todo puede ser lucrativo, incluso la vida y la muerte, siempre va a haber un único fin: la ganancia. Viviendo bajo estas reglas el valor principal de un ser humano es su condición de sujeto explotable. El exceso de competencia y mercado motivan a la sociedad a ejercer el rol de cliente. Nadie está exento.

La prostitución es un insumo necesario dentro de este sistema ya que ocupa el centro de la industria sexual. Gracias a la globalización económica, la prostitución traspasó las fronteras internacionales de manera tal que las mujeres de los países pobres pueden ser adquiridas con fines sexuales por hombres de los países ricos. Se lo podría definir como colonialismo sexual, pero aquellos que lo practican prefieren el término turismo sexual.

Acceder a esta práctica es muy fácil, sólo basta tipear international sex en Google y entrar a los diversos foros que existen en la red. En esas páginas, miles de usuarios suben fotos, puntúan a las mujeres como mercadería y aconsejan a otros desde sus experiencias. Para estas personas los viajes sexuales son un deporte y el principal objetivo es conseguir la mayor cantidad de premios posibles.

En ese universo invisible se sumerge Monger, turismo sexual en Buenos Aires, para retratar estas prácticas a través de la mirada de quienes las llevan a cabo. Monger es un término inglés que se utiliza dentro del ambiente y su definición es muy similar al de traficante.

El documental se construye con tres perfiles: un guía sexual, un turista que desea tener sexo con 400 mujeres antes de su cumpleaños y un ex cliente que está luchando por la custodia del hijo que tuvo con una prostituta. Las únicas voces son las de estos hombres que tienen una visión de mundo donde todo se controla a través de la plata, incluso las relaciones entre seres humanos.

No es necesario relacionarse cuando podés tener sexo por unos cuantos pesos o dólares. Se ven reflejados como coleccionistas dentro del sistema capitalista, obsesionados en acumular experiencias sin importar el efecto de sus acciones. Su ideología machista se refleja en cada una de sus palabras: las mujeres son sólo objetos para brindar placer, un número más en la lista o un envase descartable.

A través de diferentes formatos y registros, Monger, turismo sexual en Buenos Aires expone crudamente este estilo de vida que incomoda a la mayoría de la sociedad, pero que pocos quieren visualizar y muchos menos debatir. Lo que sí sorprende es que, al abarcar un tema tan sensible como lo es la prostitución, no se le dé espacio ni voz a las trabajadoras sexuales que lidian con estas problemáticas.

La prostitución es un debate pendiente en la mayoría de las sociedades latinoamericanas, especialmente en Argentina. Actualmente las trabajadoras sexuales luchan para eliminar el gran estigma que sufren y exigen mejoras en sus condiciones laborales. El documental no hace eco a este reclamo y decide mostrar la mirada patriarcal del servicio, haciendo hincapié en el machismo dominante de la sociedad.