Moana: Un mar de aventuras

Crítica de Diego Batlle - La Nación

Una chica busca su destino al otro lado del mar, la última invención de Disney

Desde que Disney compró Pixar, la producción animada del tradicional estudio pareció confluir en términos estéticos y temáticos con la línea renovadora de los creadores de Toy Story, Wall-E y Up. En ese sentido, Moana: un mar de aventuras puede verse como un regreso a las fuentes, una vuelta al clasicismo.

Sin embargo, lo que algunos podrán percibir como una decisión conservadora o una vuelta sobre sus pasos es, en realidad, un intento por mixturar los elementos icónicos del Disney de toda la vida con una animación sublime que aprovecha las infinitas posibilidades de la tecnología actual (aplicada por brillantes artistas, claro).

Para conducir este proyecto se convocó a la dupla integrada por John Musker y Ron Clements, directores de dos populares films del "viejo" Disney como Aladdin y La sirenita, entre otros. El resultado es más que valioso en los términos en que la propuesta está planteada: un personaje femenino (una adolescente) muy fuerte que se suma a la larga lista de heroínas del estudio, una recuperación respetuosa de las leyendas de lugares exóticos (en este caso, de las islas del Pacífico sur), varios pasajes musicales gentileza de Mark Mancina y Manuel Miranda, y un despliegue visual (con una animación prodigiosa del océano como uno de los personajes centrales) inspirado en las bellezas naturales de lugares como Fiji, Samoa, Tahití o Hawai.

La trama es tan sencilla como efectiva. La intrépida y rebelde Moana -heredera a suceder en el trono a su padre, el jefe Tui- siente una fuerte tentación por aventurarse en el mar, más allá de los arrecifes que rodean la costa. Pero Tui no quiere saber nada porque sus ancestros han decidido hace mucho tiempo que los miembros de su tribu -que supieron ser expertos navegantes- se instalen en un lugar y vivan de la pesca. Pero una maldición milenaria hace que los peces desaparezcan y los cultivos se pudran. Será entonces Moana quien salga de incógnito en balsa -con el apoyo de su querible abuela Tala- en busca de Maui, un poderoso (y muy narcisista) semidiós del viento y el mar, para que la ayude a enfrentar al demonio Te Ka. Todo servido para unas vertiginosas aventuras por la Polinesia con mucha música, color y el aporte cómico de diversos animalitos (sobre todo de un chanchito y luego de un gallo muy torpe).

Más allá de los apuntados hallazgos del film, recomendamos al público adulto buscar las (escasas) funciones que hay en versión subtitulada para disfrutar de las voces de los intérpretes Auli'i Cravalho, Dwayne Johnson, Temuera Morrison y Jemaine Clement, así como de las canciones originales. Otra recomendación: llegar con puntualidad para disfrutar del simpático cortometraje Cabeza o corazón que se exhibe antes de Moana.