Miss Peregrine y los niños peculiares

Crítica de Leonardo González - Río Negro

¿Y dónde está Tim Burton?

Ransom Riggs es un escritor y director que realizó muchos cortometrajes para internet y en blogs para la revista Mental Floss. Uno de sus hobbies era coleccionar fotografías caseras antiguas, que fueran particularmente curiosas, y le propuso a la editorial Quirk Books usar varias de ellas para hacer un álbum ilustrado. El editor de la compañía le sugirió que usara las imágenes para crear una historia y hacer una narración. Esto dio como resultado “El Hogar de Miss Peregrine para niños peculiares” (Miss Peregrine’s Home for Peculiar Children), que salió a la venta en 2011 y estuvo en la lista de bestsellers del New York Times.

A este libro le siguieron “El Hogar de Miss Peregrine para niños peculiares II”, “Ciudad Desolada” (Hollow City: The Second Novel of Miss Peregrine’s Children) en 2014; “Library of Souls: The Third Novel of Miss Peregrine’s Children” en 2015; y este año, en septiembre, salió “Cuentos Extraños para niños peculiares “(Tales of the Peculiar).

Como no podía ser de otra manera, y con la vista puesta en esta saga de novelas para el público infantojuvenil, llega la adaptación al cine de la mano de Tim Burton con “Miss Peregrine y los niños peculiares” (Miss Peregrine’s Home for Peculiar Children, 2016).

Jake (Asa Butterfield) es un adolescente que ha crecido escuchando los cuentos de su abuelo Abraham (Terence Stamp) sobre el orfanato en donde se crió y los niños especiales que vivían con él. Además, también lo formó explicándole que él también es especial y que algún día llegará el día en que lo va a demostrar. Pero, en estos 16 años, se convirtió en un chico con muy pocos amigos, que trabaja en un supermercado y es lo más común y corriente del mundo. Pero su vida empieza a cambiar con la repentina y extraña muerte de su abuelo, que lo hace embarcarse en un viaje hacia una remota isla de Gales en busca del orfanato que tanta veces escuchó en los relatos de Abraham. Allí busca el hogar de Miss Peregrine (Eva Green) para niños peculiares, sólo para descubrir que fue destruido por una bomba durante la Segunda Guerra Mundial y todos los que allí vivían perecieron en el ataque. La desilusión de Jake es enorme, aunque pronto sabrá la verdad: este inusual orfanato todavía está habitado por estos niños y niñas con habilidades peculiares, todos ellos protegidos y cuidados por esta guardiana mágica que es Miss Peregrine. Sólo que están escondidos en “otro tiempo” para escaparse de temibles criaturas que los están buscando y amenazan con destruirlos.

La historia, los personajes, la ambientación, todo estaba dado para una gloriosa vuelta de Tim Burton a los mundos mágicos que nos regaló con sus primeras películas. Pero tenemos que hablar de pura desilusión. Nada hay de aquel cineasta en este largometraje, ni la esencia, ni la fantasía, ni la oscuridad, ni una pizca de su sello personal. Dicho de manera más simple: sabemos que la dirige porque aparece en los créditos. De todas formas, esto no sería un problema para el film si no fuera porque tiene muchos problemas: secuencias que se repiten, una edición desprolija, un ritmo muy lento, una historia bastante confusa en ciertos pasajes. Parece más una película pensada para “facturar” que para relatar algo verdaderamente interesante y atractivo, como a priori hacían entrever los avances.

Tal vez los años hayan sido en detrimento de este genial director que nos hizo adorar su cine durante las últimas dos décadas del siglo pasado. Con suerte, en su próximo filme nos hace cerrar la boca y pedirle disculpas con pasacalle incluido. Hoy no es el caso.
Nada hay de aquel cineasta en este largometraje, ni la esencia, ni la fantasía, ni la oscuridad, ni una pizca de su sello personal.