Misión secreta

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

De cómo entretener con una trama disparatada

El film comienza con un senador estadounidense hablando en TV sobre el peligro de los rusos, asegurando que el eterno enemigo de los tiempos de la Guerra Fría sigue siendo una amenaza para los Estados Unidos. Si la advertencia del senador puede parecer un poco tirada de los pelos, el resto de la premisa argumental de esta película bastante entretenida lo es aún más, ya que pronto el político es asesinado con todas las características de los homicidios que cometía un superagente soviético que no atacaba desde los tiempos de la administración Reagan.

De eso trata «Misión secreta»: la reaparición de un agente secreto soviético que durante la Guerra Fría había creado un equipo de asesinos con nombres romanos. Richard Gere fue el agente, ahora retirado, que mató uno a uno a todos los asesinos del equipo del temible Cassius, el único que no pudo liquidar.

Asi que, luego de décadas, el asesino soviético estaría de vuelta suelto y en actividad, y el agente jubilado, listo para intentar atraparlo. La trama de este thriller es poco creíble, especialmente dadas las vueltas de tuerca de un guión realmente poco serio, pero que por lo menos nunca detiene la acción, sobre todo durante la primera mitad de la película. El hecho de que un agente totalmente teórico, que estudió a fondo la carrera del criminal soviético, sea puesto a trabajar con Richard Gere termina por quitarle un poco de ritmo al asunto, aunque de todos modos, el film se sostiene finalmente no solo por las buenas escenas de acción sino también por sus revelaciones sorprendentes o, mejor dicho, disparatadas.