Misión Imposible 5: Nación Secreta

Crítica de Leonardo González - Río Negro

"Misión Imposible: Nación secreta", el gran regreso del héroe

Hace poco más de un año, cuando se estrenaba "Al Filo del Mañana", comentábamos cómo el bueno de Tom Cruise se había convertido en uno de los mejores héroes de acción de la actualidad.

Cruise tiene carisma, talento y la pantalla lo ama; es por eso que habría que reprocharle que sólo deleite al público estrenando una sola película por año. Eso no se hace, Tom. Es que el bueno de Maverick -atentos fanáticos que ya confirmaron la segunda parte de "Top Gun: Reto a la Gloria" (1986)- no elige al azar lo que hace y le dedica el tiempo necesario a los proyectos que encara, a veces incluso como productor. De ahí el motivo de que cada largometraje en que pone su carita sea casi siempre un éxito de taquilla y críticas. Y "Misión: Imposible - Nación Secreta", no es la excepción.

En la escena final de "Misión: Imposible - Protocolo Fantasma" se menciona brevemente al Sindicato. Esta organización, que en la serie original de 1966 era la antagonista de la FMI (Fuerza de Misiones Imposibles), es una red conformada por agentes especiales de distintas agencias y partes del mundo, presumiblemente muertos o perdidos en acción. Su fin: crear un nuevo orden mundial mediante ataques terroristas.

Ethan Hunt (Tom Cruise) está tras sus pasos y dispuesto a acabar con ella, pero tiene dos graves problemas. La FMI fue disuelta y todos sus agentes y recursos pasaron a manos de la CIA, gracias a la presión de su jefe, Hunley (Alec Baldwin). En segundo lugar, el Sindicato sabe quién es Hunt y, si decide intervenir para detenerlos, comenzará una serie de atentados.

Seis meses después de ser advertido, Ethan se encuentra solo. Brandt (Jeremy Renner) está trabajando bajo las órdenes de Hunley, Luther (Ving Rhames) renunció y Benji (Simon Pegg) se encuentra confinado tras un escritorio. Aunque tenga al Sindicato amenazándolo y a la CIA buscándolo por todo el mundo, Ethan se las arregla para reunir nuevamente a su equipo para tratar de detener a esta poderosa y misteriosa organización. Tendrá también la ayuda de Ilsa Faust (Rebeca Ferguson), una agente británica que podría o no estar trabajando para el enemigo.

Quinta entrega de esta saga, quinto realizador que debuta en ella. Brian De Palma, John Woo, J.J. Abrams y Brad Bird fueron los anteriores y ahora es el turno del talentoso Christopher McQuarrie, que además escribió el guión.

Cruise quedó encantado con él desde "Jack Reacher", y se entiende porque conoce al dedillo el género.

En este film tiene varios aciertos, el principal es que les da más protagonismo a los otros personajes. Dosis justas a cada uno, y eso le saca presión y peso al principal. Otro acierto es Rebecca Ferguson, la mejor fémina que estuvo en esta franquicia hasta el momento. Le da belleza, glamour, sobriedad, letalidad, distinción, todo junto.

Cada gadget y artilugio utilizado, cada pelea o persecución, está realmente bien planificada y pensada (la escena de la ópera en Viena es suprema). Como en toda película de Misión Imposible, la escena que abre es tremenda. En el trailer se la ve y es Ethan Hunt colgado de un avión mientras despega. La respuesta es sí: Tom Cruise la hizo sin utilizar dobles ni efectos especiales, quedando colgado a 1,5 km de altura. Ovación general, por favor.

En un año en que se vieron -y se van a ver- tantas películas de agentes y espías secretos se celebra que Misión Imposible haya aportado lo suyo. Su misión, Sr. Hunt, si decide aceptarla, es volver a deleitarnos con una sexta película. Se lo pedimos por favor…