Misántropo

Crítica de Adrián Monserrat - EscribiendoCine

La primera película en inglés del realizador de "Relatos Salvajes" (2014) critica la idiosincrasia estadounidense y nos hará recordar a aquellos policiales de antes.

Ezequiel, un Daniel Hendler descontrolado, toma un sachet de leche y lo lanza al auto del amante de su novia. La paranoia y la obsesión se expresan de la manera más absurda en una escena justiciera y orgullosa de sí misma. Años después, un psicólogo (Diego Peretti) acompaña a un deprimido policía (Luis Luque) y, de pronto, deben desbaratar una red de corrupción. Los héroes sin capa y los conflictos más personales se hicieron presentes en las primeras dos películas de Damián Szifron. El fondo del mar (2001), a través de un micro universo intimista, o Tiempo de Valientes (2005), una buddy-movie que se expresó sobre determinadas instituciones, son ejemplos de su coherente y creciente exploración.

Los Simuladores le permitió jugar con los géneros. Las aptitudes camaleónicas de Szifron y las preocupaciones por los problemas más comunes fueron una punta de lanza que hasta trasladó en la nominada al Oscar Relatos Salvajes. Desde la cinefilia, el 2023 ya merece ser recordado como el año en que el director argentino estrenó su primera película de Hollywood logrando despegar toda su capacidad y señalando, sin titubeos, a la cultura estadounidense.

Misántropo (To Catch a Killer, 2023) cuenta la historia de Eleanor Falco (Shailene Woodley), una joven oficial de policía de Baltimore que es reclutada por el agente especial del FBI Geoffrey Lammark (Ben Mendelsohn) con el propósito de identificar y capturar al homicida de un caso que aterroriza a la ciudad. En plena noche de Año Nuevo, un francotirador realiza un ataque dejando un saldo de 29 muertos. Damián Szifron nos regala un policial oscuro, astuto y despiadado que representa un paso adelante en su estupenda carrera.

Desde sus primeros minutos, Misántropo nos asombrará. La escena de la masacre del comienzo, esa manera de manejar su frío suspenso, nos dejará absortos. Todo conduce a un angustioso thriller que aparenta ser un juego de “gato y ratón” pero que en realidad esconde un cruel relato introspectivo. Tomando inspiraciones de Contacto en Francia (The French Connection, 1971), El silencio de los inocentes (The Silence of the Lambs, 1991), Fuego contra fuego (Heat, 1995) y Seven (1995), el realizador despliega todo su talento para ofrecernos un policial que va más allá de lo que simula. Szifron analiza las secuelas de una sociedad castigada, usa la ironía para exteriorizar el tratamiento de los medios y nos interpela en cuanto al capitalismo y el consumo.

“Creo que esta película está en mi cabeza desde que vi de pequeño Halcones de la noche (Nighthawks, 1981)”, declaró el creador de Los Simuladores en una reciente entrevista para promocionar el largometraje. La cinta protagonizada por Sylvester Stallone montaba una red de terroristas que se camuflaba entre la civilización para atacarla. Ambientada en Nueva York, Halcones de la noche construyó a su asesino como una máquina de matar despiadada y sin corazón, algo que a los estadounidenses les encanta. Szifron le da un tratamiento distinto a ese homicida. Él no es culpable de todo, sino que algo lo llevó a ser cómo es, a matar sin emociones. Esa pretensión es halagadora para quienes pretendemos ver un cine de acción más crítico, más interpelativo, más valiente. Misántropo se involucra, no es superficial.

La impecable fotografía del argentino Javier Juliá, aquel de Argentina, 1985 (2022), y la música de Carter Burwell, el clásico colaborador de los hermanos Coen y de Martin McDonagh, ayudan a construir la atmósfera de este intenso thriller. El ritmo narrativo y la cinefilia que exhibe son factores que confirman que, hoy en día, este tipo de policiales escasean. Audaz, personal y elegante, Misántropo merece verse en las salas.

Después de hora (After Hours, 1985), El infierno (L'Enfer, 1994) y Ojos bien cerrados (Eyes Wide Shut, 1999) funcionaron como inspiración para su opera prima, El fondo del mar. Arma Mortal (Lethal Weapon, 1987), Mentiras Verdaderas (True Lies, 1994) o cualquier película de Hitchcock en donde el hombre común es el heróe pueden ser referencias para Tiempo de Valientes. El realizador foráneo dio sobradas muestras de su cinefilia durante cada una de sus obras y ahora, con Misántropo, corrobora que lo suyo no es casual. En cada una de ellas, los temas que lo movilizan se conjugan con su amor por el cine para el auténtico deleite de los espectadores.