Mis estrellas y yo

Crítica de Marcelo Cafferata - Revoleando Butacas

Estrellita(s) mia(s)

Kad Merad (el protagonista de "Bienvenidos al país de la locura" estrenada recientemente) es ahora Robert, el encargado de limpieza de una agencia de representantes de artistas. Y realizando la limpieza de las oficinas, tendrá la oportunidad de revisar agendas, robar entradas a premières, obtener números de teléfono y otros datos de las estrellas con las que está completamente obsesionado. A punto tal de intrometerse en sus vidas privadas en vez de resolver la suya propia: su mala relación con su hija adolescente y el complicado vínculo con su ex-mujer.

Estas actrices que son objeto de su obsesión son nada menos que Catherine Deneuve y Emmanuel Bèart, dos megastars en la vida real, que hacen prácticamente de ellas mismas. Se suma, completando el trío, la joven Mélanie Bernier -representando así un abanico de tres generaciones en la actuación-.
Y cuando las tres se enteren de las cosas que les ha hecho Robert, unirán fuerzas para ejecutar un plan de venganza y ahí se iniciará la comedia de enredos.

Pero pese a las buenas atuaciones, la extremada liviandad del argumento y el tono general con el que la directora elige contar la historia, la hace parecerse más a una comedia para el horario central de la televisión que a un producto cinematográfico -reconociendo que la gran mayoría de las sitcoms tienen líneas de diálogos sumamente más ingeniosas que las que se escuchan en esta película-.
Hay situaciones resueltas demasiado ingenuamente, otras prácticamente sin desarrollo, hay gags que no terminan de producir el efecto esperado y superado el planteo incial, la comedia empieza a empantanarse, siempre dejándose ver con una sonrisa, pero sin crecer nunca en interés para el espectador.

El brillo de Deneuve que ilumina la pantalla en cada escena en la que aparece, la indudable plasticidad de Merad para la comedia y la belleza post-botox de Béart se conjugan para sacar a flote este producto simpático, que de no contarlos en su elenco, hubiese pasado seguramente sin pena ni gloria directamente al DVD.