Miró. Las huellas del olvido

Crítica de Yaki Nozdrin - Visión del cine

La cineasta argentina Franca González presenta Miró. Las huellas del olvido. El documental retrata lo que fue (y lo que es actualmente) un pueblo del norte de La Pampa que actualmente yace tapado por la soja.
Entre 1901 y 1911 casi 500 personas vivieron en Mariano Miró, un pueblo ubicado en el departamento de Chapaleufú, al noroeste de La Pampa. Hoy en día el antiguo poblado que, en su momento, contó con un almacén, un hotel, un bar, una escuela y una comisaría, yace completamente cubierto por plantaciones de soja. Esto luego de que en 1912 el dueño del lugar decidiera expulsar a todas las familias que vivían allí.

En ese entonces los habitantes, al verse obligados a marcharse, destruyeron hasta sus propias casas. Actualmente sólo se conserva una vieja estación de tren en el lugar. En el 2010, un grupo de alumnos de la escuela rural encontró bajo el suelo de Mariano Miró distintos elementos que daban cuenta de que, en algún momento, en aquel lugar fantasma, existió una población urbana.

En Miró. Las huellas del olvido, la cineasta recorre lo que queda de este antiguo poblado. Franca González reconstruye, mediante testimonios y material de archivo, la historia de aquel lugar. El documental cuenta con distintos testimonios, entre ellos el de los hijos de quienes habitaron el sitio o el de vecinos de pueblos aledaños.

A la hora de exponer los testimonios, Franca González tomó la decisión de no incluir la imagen de aquellas personas. A diferencia de la mayoría de los documentales donde se suele tener un plano fijo del entrevistado hablando frente a la cámara, aquí sólo se puede apreciar la voz en off de estas personas.

El documental también está acompañado por una muestra fotográfica, una de las pocas pruebas fehacientes que demuestran la existencia de aquel pueblo olvidado en el tiempo. Y también se realiza la lectura de unas cartas escritas por un antiguo habitante de Mariano Miró.