Minions

Crítica de Guillermo Monti - La Gaceta

Un gag detrás de otro, sin tanto vuelo

La naturaleza de los minions es servir a un amo y si se trata de un villano, mucho mejor. Por eso, Kevin, Stuart y Bob emprenden la misión de encontrar un nuevo líder de la tribu. Llegan a Estados Unidos en la década del 60 y quedan deslumbrados por las dotes para el mal de la siniestra Scarlett Overkill.

Saltar de personaje secundario a protagónico es cosa seria. Mientras los pingüinos de Madagascar superaron la prueba, a los minions les cuesta mucho más. Un apunte: los pingüinos tuvieron su serie de TV en Nickelodeon antes de jugar en las ligas mayores. Es un rodaje necesario. Una cosa es respaldar a “Mi villano favorito” desde la condición de divertidísimas y adorables criaturitas amarillas, nada que ver con sostener una hora y media de película. En especial cuando el lenguaje se limita a un rosario de exclamaciones guturales (por suerte en castellano). Hace falta un guión sólido para equilibrar y este no es el caso.

La película echa luz sobre el origen de los minions, su devenir histórico y la obsesión por vivir a las órdenes de un villano que hace al espíritu de la tribu. A Kevin, Stuart y Bob les toca moverse por la época del flower power. Llegan a EEUU y los recibe un cartel de Richard Nixon con el eslogan: “por fin alguien en quien confiar”. Después se escuchará a los Doors, a los Who y a los Beatles, y Bob se animará a marchar con una columna de hippies. Son de las mejores pinceladas de la película.

“Minions” se resume a un encadenamiento de gags, algunos muy buenos y otros de medio pelo. Extraño estando Pierre Coffin de por medio: dirigió las dos entregas de “Mi villano favorito” y además se divierte horrores haciendo las voces de los minions.

No ayuda el doblaje, a cargo de los cotizados Thalía y Ricky Martin. Hay pasajes en los que ni siquiera se entiende lo que dicen. Entre esas voces se escucha también a Edgar Vivar, el inolvidable Señor Barriga. En el original el narrador de Geoffrey Rush y a Scarlett le pone voz Sandra Bullock. Demasiadas diferencias.

Los minions siempre entretienen y a los chicos mucho más. Imposible no quererlos. Lástima que su película esté por debajo de la media que la animación propone hoy en día.