Milla 22

Crítica de Tomás Ruiz - EL LADO G

Milla 22 tiene fallas de guión por todos lados, las actuaciones no le imprimen ningún tipo de sello distintivo y la trama pareciera ser igual a las últimas películas de su director.

Peter Berg, ha encontrado en Mark Whalberg su actor fetiche, sin lugar a dudas. A lo largo de toda su filmografía, que consta con no más de seis películas, todas tienen algunos ítems en común, por ejemplo, la trama, la vertiginosidad y sobre todo, su protagonista. Whalberg, quien se presta siempre a hacer los mismos papeles, encontró en Berg su aliado para hacer películas que a ambos le sientan cómodas. Poco desarrollo, muchas balas y armas de gran poder entre situaciones inverosímiles en las cuales el héroe del día sale increíblemente ileso y sin un solo rasguño. Estas son las mismas características que se pueden observar en las filmografías de ambos artistas, Día del Atentado (2016), Horizonte Profundo (2016) y El Sobreviviente (2013) son las últimas tres pelis en las que trabajaron juntos, y para ponerle un asterisco más a sus carreras, llega Milla 22.

La nueva peli de esta dupla cuenta los problemas diarios de James Silva (Mark Whalberg) un agente del servicio de inteligencia norteamericano, que cuando las cosas se ponen más bravas de lo que se piensa en un momento, él es el encargado de romper todo tipo de reglas con su grupo Overwatch para lograr el cometido. Este grupo, que opera por fuera de la ley, pero con el consentimiento de las autoridades norteamericanas, se verá comprometido de gran manera cuando, en un país del sureste asiático, aparece Li Noor (Iko Uwais), un informante de su compañera de escuadrón Alice Kerr (Lauren Cohan), y las cosas se van a poner realmente feas. A cambio de intercambiar información sobre un material radioactivo robado, Noor les pide asilo político. Con el objetivo de recuperar ese peligroso cargamento de una sustancia devastadora, comenzará una carrera a contrarreloj y el escuadrón de James pronto se verá en una encrucijada. Serán 22 millas de persecución y tiros.

Milla 22 tiene algunos aspectos positivos y muchos negativos. Para empezar, la forma vertiginosa de filmar que tiene Berg, ya es una muestra clara de que él solo pretende hacer grandes películas de acción. Hay veces que la cámara puede moverse más o menos, para mostrar la subjetividad de un personaje, intentar algún truco para despistar al espectador o dar un toque de autor al film. Berg hace todo lo contrario y ese movimiento ya lo tiene incorporado y es natural, para no hacer absolutamente nada, salvo poner incomodo a quien vea la película, porque no da respiro con la velocidad ni con la cantidad de cosas que pasan en pantalla. Teniendo en cuenta que no suelen ser películas largas, en una hora y media, el director pone tantos temas como puede y si se desarrollan bien y sino, bueno, no importa. Resoluciones sin sentido, exageraciones sin igual y escenas de peleas en las que los personajes principales no reciben golpes, hacen que la película sea totalmente entretenida pero sin ningún tipo de veracidad. Donde sí destaca esta vez, es en el tercer acto, inesperadamente el error que venía sosteniendo de cerrar los filmes de manera casi casual, se toma su tiempo para que el guion se fortalezca en el desenlace.

A nivel actuación, se lo nota a Mark Whalberg en su zona de confort total. Ese lugar en el que se siente más cómodo empezó a desarrollarse cuando en 1998 protagonizó Equipo Mortal, una película de acción en donde hacia de un agente encubierto, malo en aquel caso, donde las balas tenían más momentos que las palabras y las coreografías de acción nunca le dejaban ninguna secuela en su cara. ¿Coincidencias? Creemos que no. Sin dudas a Mark no le interesan otros papeles y él ha adoptado esta peculiaridad de siempre intentar hacer lo mismo. Se nota en la saga Transformers e incluso se notó en la nominada al Oscar Todo el dinero del mundo, en la que también su relación en la historia tenía que ver con armas, protocolos secretos y demás. Ni hablar del abuso constante de insultos, no tiene una sola línea de dialogo en la que no diga por lo menos un insulto, al mejor estilo de Samuel L. Jackson en Pulp Fiction (1994). Un poco de esto también se ve en Lauren Cohan, quien se ve que en todos sus años de The Walking Dead le agarró el gustito a las patadas fuertes, cuchillazos inesperados y balaceras por doquier, pero su personaje no logra ser para nada solido y ésta sufre más el guion del director, que su compañero de elenco. La sorpresa de la peli es la actuación del indonesio Iko Uwais, un artista marcial y actor que demuestra como si se debe pelear en cámara, aprovechando su don de pelea trabajada frente a la pantalla.

Milla 22 tiene fallas de guión por todos lados, las actuaciones no le imprimen ningún tipo de sello distintivo y la trama pareciera ser igual a las últimas de su director, sin embargo, se ofrece un entretenimiento garantizado para aquellos que busquen despejarse un rato. Calles llenas de balas, persecuciones en altas velocidades y la puerta abierta para futuras secuelas, es la invitación de Peter Berg para que se junten a ver su nuevo trabajo y disfruten de acción de la vieja escuela.