Milagro de otoño

Crítica de María Paula Iranzo - Cine Argentino Hoy

“¿Qué es eso de extrañar?” Le pregunta un personaje a otro, como si se tratara de una burla. Todo ser humano extraña algo, alguien; y cuando sucede, el dolor y el deseo se vuelven uno y la razón es descartada de cuajo en el momento de pedir un minuto más para disfrutar aquello que se fue. Sobre esta base se construye Milagro de Otoño, de Nestor Zapata, uno de los estrenos de cine nacional de la semana del 2 de diciembre.
La historia se centra en Faxman (Luis Machín), un ilusionista que recorre las ciudades argentinas con su modesto espectáculo en su vieja Citroën. Un día conoce a Candelaria (Sol Zaragozi), quien se convertirá en su ayudante y su gran amor. Pero un evento cambiará su vida de forma drástica y… el resto habrá que verlo en la pantalla.
Basado en el libro Milagro de Otoño, del propio Zapata, el film es un relato absolutamente emotivo. Cada plano va construyendo un universo de ensueño que hará lagrimear a más de una persona. Visualmente increíble.
Las interpretaciones de Machín y Zaragozi hacen que siga floreciendo esta historia de amor, por momentos tan cariñosa. Entre las figuras, también es menester mencionar la presencia de Mario Alarcón, quien sirve no sólo de narrador, sino que cumple una pieza fundamental en la narrativa fantástica, es el motor que mueve todo lo que ocurre en la película. Simple, e impresionante de ver.
Quien completa el armado de esta pieza es la música de Jorge Cánepa. Con elementos que remontan a los carnavales y circos de otras épocas, la cinta fluye como si se estuviese escuchando un cuento.
Es, en pocas palabras, una amalgama perfecta. Un sueño que deja completamente de lado la razón y pone al arte, a los artistas y a la emoción en primer plano. Milagro de Otoño está para verla con los ojos y el corazón bien abiertos.