Mil veces buenas noches

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Juliette Binoche en despareja historia de planteos morales

Tras aquel tenso, profundo e ingenioso cuestionamiento moral a dos puntas que fue "Aguas turbulentas", vuelven los noruegos Erik Poppe y Harald Rosenlow-Eeg, guionista, con otra historia de planteos morales. La obra es interesante y conduce a varias reflexiones, pero los méritos de la anterior, desgraciadamente, no han vuelto. No hay mayor tensión, ni más ingenio que el de invertir los roles matrimoniales: acá el hombre se queda en casa cuidando a las niñas y reprochando a su cónyuge la vida que lleva, y la mujer trabaja afuera, para colmo en zonas peligrosas. Y considera su misión profesional antes que su vida familiar.

Ella es fotógrafa de guerra, nada menos. Su condición de mujer le permite meterse donde los hombres no pueden. Por ejemplo, entre un grupo de afganas fundamentalistas que preparan un atentado: purificación, envoltura de bombas, etc. de una joven suicida. Hay dos escenas de ese calibre, ambas buenas, de mínimo diálogo, y muy significativa la última. También hay una escena fuerte en un campo de refugiados de Kenia, donde encima fue la hija mayor, con la excusa de preparar un trabajo para el colegio.

Esos momentos se contraponen a otros, los de la vida familiar, de civilizada incomodidad. Demasiado civilizada, tanto que el interés se pierde. Hay otros defectos: lentitud, tiesura, reacciones intempestivas, explicaciones ideológicas facilongas, en fin. La protagonista, Juliette Binoche, sabe transmitir con su sola mirada lo que siente su personaje (atenta en un lado, ajena en el otro), pero eso no siempre alcanza. Su partenaire, Nikolaj Coster-Waldau, conocido por "Juego de tronos", sólo pone la facha. Erik Poppe ha sido fotorreportero, estuvo en varios conflictos mundiales, de modo que aporta alguna experiencia. Tampoco alcanza, pero al menos entretiene un poco. Sobre los conflictos morales y familiares de los reporteros de guerra, vale mencionar, ya que estamos, "Adiós, Franziska" (Helmut Kautner, 1941) y "Die Falschung", que aquí se conoció como "El ocaso de un pueblo" (Volker Schlondorff, 1981, con Bruno Ganz). También la hispano-argentina "Territorio Comanche" (Gerardo Herrero, 1997), filmada en Bosnia, a partir de una obra de Pérez-Reverte basada en hechos reales.