Mika, mi guerra de España

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

Calidad de realización para evocar la historia de una mujer inamovible en sus ideales

Pantalla en negro, letras blancas: “Entre el 17 y 18 de julio de 1936 un sector del ejército español se alzó en armas contra la II República de España. A este acto se lo conoce como el inicio de la Guerra Civil Española”
Con el comienzo de lo que podría ser un título de manual de historia de primaria, el guión de “Mika, mi guerra de España” está redactado para jugar con tres elementos a la vez: dos entrevistas a Mika Etchehevere, hechas una en los ‘70 y la otra en 1984; los textos del libro escrito por ella misma, narrados en off (voz de Cristina Banegas) sobre imágenes de archivo de las guerras; finalmente el testimonio en Buenos Aires de uno de los descendientes de Mika, o sea el nexo entre presente y pasado que sirve como puente de la unión Argentina- España a ser transitado primero por los directores, luego por el espectador.
Este documental de “Fito” Pochat y Javier Olivera presenta una estructura convencional en cuanto al armado, es decir entrevista + archivo + metraje propio, todo debidamente compaginado para darle un orden lógico y didáctico. Empero “Mika, mi guerra de España” tiene algunas sutilezas en el material filmado como, por ejemplo, los encuadres de la arquitectura de Madrid y de Buenos Aires para establecer vínculos sólidos e históricos. También, apoyados en el libro hay una clara historia de amor entre Mika e Hipólito (su pareja y mentor) ponderada al mismo nivel del contenido principal. Gracias a esta decisión la obra posee tintes dramáticos que sumen al espectador provocando ese extraño deseo de que todo termine bien, como pasa en todo romance bien contado. Pero tal vez el hallazgo más importante sea la voz en off de Cristina Banegas, que remite mucho a lo hecho por Rita Cortese en “La República Perdida II” (1986). La actriz hace propias las palabras de la militante revolucionaria otorgándole, junto a la música de Alfonso Herrera Mora, una coloratura nostálgica, personal, contundente.
Una vez entendido quién es quién, la narración se entrega al texto e imágenes ilustrativas para hacer un recorrido emotivo por la militancia, los ideales, el terremoto fascista de la década del ‘30 en todas sus formas, con epicentro en Alemania, España, y la historia de una mujer idealista entregada a sus convicciones.
Por cierto, el nivel de producción es notable en cuanto a despliegue, traslados e incluso la post producción. Todos estos elementos, hacen fundamental la visión de esta obra que por su claridad y ensamble debería ser material de proyección obligatoria en los colegios. Es cierto que se refiere a una persona en particular, pero desde ella se desprende un material invaluable para entender el hoy como consecuencia del ayer. Así quizás no repitamos esa parte de la historia, aunque sí vale repetir la visión de esta película.