Mientras somos jóvenes

Crítica de Rolando Gallego - EscribiendoCine

Aire fresco

Coincidiendo en cartelera con la comedia argentina de Ariel Winograd Sin Hijos (2015), Mientras somos jóvenes (While We're Young, 2014), dirigida por Noah Baumbach (Frances Ha, Greenberg) profundiza sobre la decisión de no traer hijos al mundo, así como también la relación de una pareja que necesita buscar un cambio.

Cruza de Bienvenido a los 40 (This is 40, 2012) con la película anteriormente mencionada, la trama deambulará entre la crónica superficial de las rutinas de un matrimonio que necesita de alguna manera “renovarse” para poder seguir juntos, y los impedimentos profesionales para conseguir alcanzar metas por parte de uno de ellos.

Josh (Ben Stiller) y Cornelia (Naomi Watts) son una pareja de cuarenta y tantos que atraviesa una crisis cuando conocen a Jamie (Adam Driver) y Darby (Amanda Seyfried), dos jóvenes que les harán conocer otra manera de relacionarse con el mundo y consigo mismo.

Contraponiéndose a los intereses y maneras de disfrutar que hasta el momento tienen, Josh y Cornelia comenzarán a sentirse rejuvenecidos por la inyección de espontaneidad que Jamie y Darby les brindan. Y esto no sólo en el nivel social y afectivo, sino también en el profesional haciendo que, por ejemplo, Josh se replantee un documental que hace 10 años viene realizando y que nunca encuentra cierre a pesar que todos le indican que ya no tiene casi sentido terminarlo.

Mientras Josh y Cornelia se muestran híper conectados, sometidos a la misma tecnología que suman a su cotidianeidad, Jamie y Darby se pondrán desde el lugar opuesto, recuperando espacios y momentos perdidos por los dispositivos. Lo nuevo y lo viejo se enfrenta. Josh y Cornelia buscan en lo más nuevo, aquello que –saben- nunca recuperarán, mientras que los jóvenes entre tragos y una impronta ecológica, los sorprenderán con su casi nula experiencia con la tecnología.

Noah Baumbach hace que Mientras somos jóvenes se convierta en la expresión de la vida actual en la ciudad, un espacio retraído en el que todo se resume a “ME GUSTA” y “RT” sin buscar una experiencia real que termine completando la individualidad de las personas.