Mientras somos jóvenes

Crítica de Fernando Herrera - Mirar y ver

Mancebocracia

Josh y Cornelia acaban de pasar los 40 y están ahí, al filo de una crisis, viendo como algunas oportunidades se les empiezan a escapar. Afrontan conflictuados esa edad aún temprana en que empieza a ser tarde pero no tanto para ciertas cosas. La paternidad es el dilema mayor que se multiplica en otros menores. Entablar amistad con una pareja mucho más joven y despreocupada parece ser la salvación, pero el Divino Tesoro de la juventud esconde su propia oscuridad.

El encantamiento por el desprejuicio deviene en alarma. Los jóvenes saben como manipular, la ingenuidad está en otro lado. La brecha generacional se degenera.

Noah Baumach, que empezó como co-guionista de las mejores películas de Wes Anderson y siguió con una interesante carrera como director, sabe a donde apuntar, y acierta en la mayoría de los casos. La levedad inicial y la acumulación de neurosis que emparentan su trabajo con el Woody Allen más efectivo de los 80 están ahí pero van cediendo lugar a una mirada irónica sobre el lugar privilegiado que se le da a la juventud como valor en estos tiempos.