Mientras somos jóvenes

Crítica de Cecilia Sanchez - La Voz del Interior

El arte de la adultez

La última comedia de Noah Baumbach propone una deliciosa mirada sobre la crisis de los 40, con Naomi Watts y Ben Stiller como baluartes.

"Por qué dejamos de hacer cosas?” se pregunta en tono reflexivo un personaje de Mientras somos jóvenes (While we're young), en un interrogante que apela a toda una generación de cuarentones en busca de (nuevo) sentido para sus vidas. Los encargados de darle forma a esta comedia de Noah Baumbach son Josh (Ben Stiller) y Cornelia (Naomi Watts) un matrimonio de creativos neoyorquinos que se encuentra en desfasaje con sus pares: no tienen hijos, por lo tanto, se descubren con pocos temas en común con sus amigos. Pero, ¿quieren hijos? ¿Es muy tarde para tenerlos?

Es allí cuando conocen a una pareja de veinteañeros compuesta por Jamie (Adam Driver) y Darby (Amanda Seyfried), amantes de lo retro, espontáneos e intensos, que alteran su rutina burguesa y, en consecuencia, los hacen cuestionar su realidad y recuperar el valor por lo instintivo, propio de la juventud. De repente, se encuentran invitados a participar de programas como barbacoas en plena calle, clases de hip hop con coreografías, compra de ropa vintage o rituales de ayahuasca para exorcizar malas ondas. Así, cómo quien no quiere la cosa, Josh y Cornelia empiezan a alejarse de sus amistades y vuelven a sentirse de 20, aunque con artrosis en la rodilla, lentes para leer y una serie de inconvenientes que vienen, por supuesto, con la edad.

Simultáneamente, se abre una historia paralela, al principio también sutil, sobre el proceso de hacer películas. Tras diez años de trabajo, Josh no puede concluir su documental (un probable perno sobre algo que ni él mismo puede explicar), mientras que Jamie se declara fan de sus obras y se lanza al proceso de contar sus propios filmes a partir de una idea sobre Facebook que resulta ser reveladora. Esta subtrama también dejará al descubierto los cambios de paradigmas entre generaciones, el costado ético del cineasta, la lucha de egos en el mundo laboral.

Programación versus originalidad. Viejo versus nuevo. Resignación versus anhelo. A partir de ese choque generacional (lo que unos desdeñan otros revalorizan), con mucha inteligencia, Baumbach propone una bella interpretación de la crisis de los 40 y el paso hacia la adultez. Todo ello ejecutado con humor sutil y actuaciones a tono, en la que Stiller despliega su costado más sereno sin dejar de lado sus gestos más reconocibles, mientras que Watts contribuye con una cuota de elegancia y armonía. Como bonus track se destaca también la participación del ex-Beastie Boy, Adam Horovitz, en el rol de un padre que abandona el trabajo para cuidar a su bebé recién nacida (toda una declaración). ¿Se puede volver a ser joven? ¿Hay alguna forma “cool” de envejecer? Son las preguntas que quedan picando.