Midsommar

Crítica de Matías Lértora - Cines Argentinos

Con tan solo dos películas, Ari Aster se perfila como uno de los directores más innovadores del Hollywood actual.
Va a ser muy interesante verlo explorar otros géneros, porque hasta ahora ha demostrado ser un genio del terror.
Hereditary (2018) fue original no solo por su historia y puesta en escena, sino por lo que causaba en los espectadores cuando se encontraban con el film.
En Midsommar sucede lo mismo pero por triplicado.
Es una película que te noquea fuerte todos los sentidos, es apabullante y con varios niveles de lectura.
Te desconcierta, te deja inmóvil y te llena de preguntas.
Es por esto mismo que no es de fácil digestión y por lo tanto no es para todo el público. Muchos podrán encontrarla larga y aburrida.
Pero si entrás en código es un disfrute cinematográfico asegurado. Gran exponente del terror y del terror psicológico.
A medida que va avanzando todo se complejiza, y cuando termina y la rapasás en tu cabeza te caen todas las fichas.
Si bien ya se han hecho unas cuentas películas sobre ocultismo y ritos satánicos, y la comparación con obras tales como The Wicker man (1973) es obvia, Midsommar carga con otros elementos.
Desde lo formal de mostrar la crisis de una pareja como consecuencia de una tragedia familiar, hasta lo propio del género con decapitación y torturas incluidas.
Aster se encarga de desorientar todo el tiempo aún cuando te ofrece cosas obvias. Hace que te preguntes por elementos fuera del plano, y eso es un montón.
Desde el lado actoral es excelente, con la genial Florence Pugh a la cabeza. Es increíble lo que trasmite la actriz.
Asimismo, es muy difícil hablar de este estreno sin desmenuzar sus escenas, lo cual está claro que no haré.
Así que vuelvo a insistir: si quieren ver una película de terror diferente y algo bien inmersivo esto es lo que están buscando.
Midsommar rompe las reglas del género y crea las propias. Un nuevo acierto de Ari Aster, a quien debemos seguirle la carrera muy de cerca.