Midsommar

Crítica de Enrique D. Fernández - HaciendoCine

Cambio de hábito

Y contra todo pronóstico, finalmente “Midsommar” llegó a las salas porteñas. La última propuesta del aclamado director Ari Aster supo generar cierta expectativa como la nueva sensación del circuito indie durante su paso por diferentes festivales de cine independiente; pero finalmente fueron los espectadores quienes se sintieron algo desilusionados cuando descubrieron que “Midsommar” está lejos de repetir la misma fórmula que “El legado del diablo”, la anterior película de Aster.
“Midsommar” se centra alrededor de un culto que habita en una comuna de Suecia y donde rápidamente comenzamos a sospechar que se puede tratar de una secta donde se realizan cultos paganos. En medio de todo esto acompañamos a cinco amigos que viajan hasta dicha comarca para presenciar una ceremonia que se festeja cada 90 años.
Para quienes estén más familiarizados con este tipo de películas, en la misma línea que “El hombre de mimbre”, seguramente reconocerán varios de los mecanismos que sostienen el desarrollo de los personajes y la historia, aunque Aster le agrega condimentos visuales y narrativos que hacen más atractiva esta revalorización de una temática que involucra rituales y sacrificios.
“Midsommar” no es una película para todos los paladares, pero no deja de ser un trabajo que no pasa desapercibido, a manos de uno de los realizadores más interesantes de los últimos años.