Midsommar

Crítica de Elian Aguilar - Cultura Geek&Pop

Ari Aster no es un director que pase desapercibido, después de dirigir diversos cortometrajes saltó a la fama con El legado del diablo (Hereditary, 2018), una película “de terror” que abrió muchos debates entre los amantes del género y que lo convirtió en un referente a pesar de haber dirigido un solo largometraje.

Un año después llega Midsommar, su nueva película, y Aster vuelve a incursionar en el género para reversionarlo y meter su propia impronta.

Dani (Florence Pugh) no la tiene fácil, su hermana tiene tendencias suicidas y decide no sólo irse del mundo, sino llevarse a sus padres con ella. Entra en una depresión importante, a la que Christian (Jack Reynor) su anodino novio no puede apoyar y consolar. Él sólo quiere terminar la relación, pero no se anima a dar el paso dadas las circunstancias. La posibilidad de arreglar las cosas aparece de la mano de Pelle (Vilhelm Blomgren) un estudiante de intercambio amigo de él que lo invita con su grupo (conformado por Josh y Mark) a conocer una celebración pagana sueca que se lleva a cabo cada 90 años y que se llama Midsommar. Christian decide unilateralmente invitar a Dani a que los acompañe a ver si eso la hace sentir mejor. Pero nada es lo que parece…

La película se vende como “una de terror que ocurre de día”, pero lo cierto es que no es tan raro en el género. Lo nuevo de Aster parece ser una reversión moderna de ese clásico de culto llamado The Wicker Man de 1973, protagonizada por el incombustible Christopher Lee. Sí, hubo una remake protagonizada por Nicolas Cage en 2006 pero todos decidimos olvidarla.

¿Con qué se encuentra nuestro grupo de 5 amigxs? Un lugar paradisíaco, alejado de la tecnología, con gente vestida de blanco y sonrisas sostenidas ad-eternum. ¿Qué hay detrás de eso? Un culto, sangre, asesinatos, gente mayor desnuda, sexo entre parientes y un libro profético que parece más antiguo que la cultura occidental.

Midsommar es un recorrido emocional y de sensaciones. Imágenes potentes y a la vez preciosas con un uso de la cámara muy preciso y una fotografía clara, simétrica y profunda. El horror se va apoderando de la historia de a poco, primero a través de la extrañeza, a la otredad a partir de este culto añejo y diferente; luego por usos y costumbres rituales, tan diferentes a los y la protagonista; y finalmente un festival de sangre, drogas, sexo y horror.

Existe una versión extendida, un corte del director, que tiene aproximadamente media hora más de material… sólo para quienes tienen paciencia y el estómago de hierro. Midsommar vuelve a crear una grieta, vuelve a hacernos pensar al respecto del género y cómo crear horror… y no es algo para tomar a la ligera.