Michelangelo Infinito

Crítica de Emiliano Basile - EscribiendoCine

Visita guiada (al Vaticano)

Biopic de Miguel Ángel, visita guiada por todas sus obras y formato televisivo nos trae la producción italiana Michelangelo Infinito (Michelangelo - Endless, 2018).

Semana Santa no tenía este año ninguna película explícitamente sobre el evangelio y, en medio de la oleada de films sobre artistas plásticos (Van Gogh, en la puerta de la eternidad, El Bosco, el jardín de los sueños, Gauguin: Viaje a Tahití), Michelangelo Infinito parece encuadrar perfecto como el relato referencial.

Michelangelo Buonarroti (Enrico Lo Verso) pule la piedra hasta convertirla en arte. Es el escultor, una de sus tantas facetas artísticas. ¿Pero de dónde viene su inspiración? La idea de lo divino sobrevuela toda la película y asocia inevitablemente al artista con su obra para la iglesia católica: La bóveda de la Capilla Sixtina, La Piedad, El David, El Moisés, El Juicio Final y La Cúpula de San Pedro entre otras.

No se trata de un documental, aunque tenga mucho de ello, sino de un film didáctico. Aquel que se apoya en la valiosa información sobre el artista que puede escucharse en cualquier visita guiada.

Giorgio Vasari (Ivano Marescotti), el primero de los historiadores sobre artistas, aparece en escena mirando a cámara y nos relata los comienzos de Miguel Ángel, sus motivaciones y los vaivenes ante cada uno de sus trabajos. Información aledaña completada por el propio Miguel Ángel en un iluminadísimo taller (otra vez la idea de la divinidad en la concepción de su arte) mientras reflexiona sobre su trabajo. Por último tenemos una cámara descriptiva que recorre cada obra propiamente dicha, en el lugar donde hoy se encuentra. La voz en off relata sus significados como si se tratara de un crítico de arte hablándole al público.

Este film dirigido por Emanuele Imbucci y producido por Magnitudo Film y Sky Italia, en colaboración con Vatican Museums y Galleries Vatican Media, es claramente sobre el artista pero también sobre el evangelio y su poder divino. Miguel Ángel entra y sale de escena como el enviado del más allá que ejecutó el plan del Gran creador en una obra imposible para un hombre y eterna para la historia de la humanidad. Estas conclusiones esquemáticas dirigen la propuesta a devotos o interesados en el artista únicamente, quitándole la posibilidad de hacer del propio film una obra a la altura de las circunstancias.